Escape room

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Lance y Keith se sentaron sobre el sillón de piel sintética de la sala de espera del escape room. Shiro, se retiró a una salita, en la que estaría con la encargada de la actividad, monitorizando a los menores a través de las cámaras y pantallas instaladas.

Una mujer vestida de científica apareció ante ellos y les explicó la historia: eran pacientes intentando huir de un psiquiátrico. Se habían enterado de que allí experimentaban con la gente y tenían que huir antes de que el loco doctor les encontrara. Debían recordar que era un psiquiátrico e ir con cuidado de no perturbar a ningún desquiciado...

La mujer abrió una puerta tras de sí, la cual chirrió. No se veía nada al otro lado, estaba todo oscuro. Lance se encogió en sí mismo, aquello no le hacía ni pizca de gracia. Shiro se las iba a pagar en cuanto salieran de allí.

- ¡Héctor!- Gritó la mujer asomando la cabeza en la habitación a oscuras.

- ¿Quién es Héctor?- Preguntó Lance con desconfianza.

- Un paciente a quien no le gusta la luz...- Respondió ella con voz cansada.

- Qué lástima...- Empezó a decir Lance, pensando que se libraría de entrar.

- ¡Enciende la luz, Héctor!- Le interrumpió la científica. Del interior de la habitación sólo se oían ruidos raros, que hicieron que Lance se pegara más a Keith sin pensar.

- Creo que esta actividad no ha sido una buena idea...- Murmuró Lance, a lo que Keith sonrió socarronamente.

- ¿Tienes miedo?- Le preguntó.

- ¡No! Sólo que...

- Estupendo, así pues, ya podéis pasar.- Les dijo la mujer.

- Pero aún está a oscuras...- Protestó Lance.

- Pedidle a Héctor que os encienda la luz. Quizás a vosotros os hace más caso...

Keith se levantó del sillón, seguido muy de cerca por Lance. La puerta se cerró estruendosamente detrás de ellos.

- No quiero que aparezca Héctor...- Murmuró Lance cada vez más asustado.

Keith empezó a buscar un interruptor a tientas por las paredes, pero no encontró nada.

- Quizás hay que pedírselo a él.- Razonó.

- Eres demasiado literal, aquí no hay nadie...- Susurró Lance, intentando convencerse así mismo.

- ¡Enciende la luz, Héctor!- Ordenó Keith y la luz parpadeó un par de veces hasta que se iluminó la sala del todo.

- La madre, estamos en el despacho del doctor loco. Nos va a pillar fijo.- Dijo el moreno.

- Cállate y ponte a buscar. Ha dicho la tía esa que debemos encontrar la manera de salir de aquí.

Keith y Lance empezaron a buscar. Encontraron expedientes médicos, probetas y órganos de plástico, aunque no tenían ni idea de qué hacer con ello. Todo lo demás, estaba cerrado en cajas o en muebles con candados. También había otra puerta, la cual intuyeron que sería la puerta de salida.

- No descifro esto.- Dijo Lance, mirando su reflejo ante un espejo en el que había pintado "sólo me verás con la luz apropiada en la oscuridad".

- Habrá que apagar las luces.- Sentenció Keith.- Porque dice "en la oscuridad".

- ¿Qué?- Contestó el otro, negando rápidamente con la cabeza.

- ¡Héctor, apaga las luces!- Chilló Keith ignorándole.

Pero cuando las luces se apagaron, no vieron nada reflejado. Realmente, no veían nada de nada.

- ¡Héctor!- Gritó Lance, pero Keith le tapó la boca con sus manos.

Inefable IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora