El beso

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 Lance se sorprendió de lo vacía que estaba la casa cuando llegaron. Era lo lógico, Shiro estaba cenando con Allura y Pidge con sus padres, ya lo sabía. Pero era raro encontrar la casa a oscuras y sin vida. El hecho de que no hubiera nadie añadió el nerviosismo a su actual estado mental.

Keith se sentó en el borde del sofá, con Lance aún en su espalda. Estaba rendido pero no se había quejado en todo el camino. Lance se apoyó contra el respaldo del mueble, liberando la espalda de Keith, la cual se había humedecido por el sudor, e intentó separar las piernas de alrededor del torso de su compañero, pero por la posición no pudo.  Keith se apartó de ahí y se sentó en el suelo. 

- Quítate la zapatilla.- Le mandó a Lance. Él retiró su calzado y su calcetín, desvelando un tobillo algo hinchado.

- Está fatal.- Dramatizó Lance.- Creo que tendremos que ir a urgencias.

- Al revés, no está dislocado ni nada.- Dijo Keith suspirando del alivio.

- ¡Está todo hinchado! ¿Y cómo puedes saber tú que no es nada grave?

- Si estuviera dislocado se vería el hueso salido de su articulación, como un bulto.- Explicó Keith.- Y eso es claramente un leve hinchazón. Además, te dolería mucho más.

Lance calló ante las evidencias. Lo cierto es que era un poco hipocondríaco.

- Aún así, me moveré lo menos posible. Por si acaso.- Dijo hinchando los mofletes. Le costaba admitir que se equivocaba,  mucho más darle la razón a Keith.

- Está bien...- Se resignó el pelinegro. Ya le había visto resfriado y con fiebre una vez y sabía que cuando estaba malo, Lance se comportaba como un idiota consentido.

- Tengo hambre. ¿Podrías hacer la pizza?

- Voy.- Keith se puso en pie, pero no había alejado ni dos pasos que se dio la vuelta para mirar a Lance.- ¿Y qué me vas a dar a cambio?

- Un beso.- Contestó él, medio en broma, medio coqueteando.

- Dame algo que quiera.- Contestó Keith girando la cabeza para esconder su rubor.

- ¿Me traes algún calmante? Me duele mucho el pie...- Exageró Lance, intentando cambiar de tema para que Keith olvidará su ocurrencia de antes.

Keith suspiró y fue a buscar una pastilla al despacho de Shiro. Mientras tanto, Lance encendió la televisión y se acomodó en el sofá, buscando algo interesante que ver. Acabó dejando una película romántica que justo acababa de empezar. Keith volvió al cabo de poco, con un vaso de agua y la medicina y se fue a la cocina sin mediar palabra.

Lance se lo tomó y se puso a ver la película, mas su mente viajaba una y otra vez al tacto de la espalda de Keith y se reprendía en bucle por la broma del beso. ¿Qué iba a pensar ahora Keith de él?

El horno pitó unos 30 minutos más tarde y Lance oyó el chocar de los platos y otros sonidos provenientes de la cocina. Decidió gastarle una broma a Keith, se haría el dormido para ver como el otro perdía la paciencia y se enfadaba con él. Keith estaba graciosísimo cuando se enfadada, sus gruesas cejas se juntaban en el centro y su boca se escogía, como obligándose a no gritar. Cerró los ojos e intentó no reírse, lo cual se le hacía complicado. Keith llegó al cabo de un par de minutos, con los platos en la mano, y se le quedó mirando fijamente.

Lance pensaba que le despertaría con un grito o un insulto, pero no fue así. Dejó los platos sobre la mesa supletoria intentando hacer el menor ruido posible y se acuclilló frente a él, pasándole los fríos dedos por el pie de Lance. El moreno se tensó al sentir el tacto y abrió los ojos con lentitud, preso de la curiosidad. Cual fue su sorpresa al encontrarse el rostro de Keith a escasos centímetros del suyo, con los ojos cerrados y a punto de besarle.

Inefable IdiotaWhere stories live. Discover now