Parque de atracciones

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- Tengo una buena noticia que daros.- Anunció Shiro mientras cenaban verduras y pescado, a disgusto de Pidge.

- ¿De qué se trata, viej...Shiro?- Corrigió Lance tras la mirada asesina del mayor.

- ¡Este fin de semana, Hunk nos hará una visita!

Lance aulló un grito de júbilo mientras que Pidge sonrió de manera complaciente.

- ¿Quién es Hunk?- Preguntó Keith.- Me suena su nombre.

- Es el chico que vivía antes con nosotros.- Explicó Lance.

- Se fue un par de meses antes de que tú llegaras.- Narró Shiro.

- ¿Y porqué se fue? ¿Te puedes ir de aquí?- Inquirió Keith, resultando ser más hiriente de lo que pretendía.

- Acabó su terapia y se fue a su casa, con sus padres. De vez en cuando Shiro acoge a chicos o chicas con problemas puntuales.- Le respondió Lance.

- Yo no pienso irme nunca.- Soltó Pidge.

- Algún día deberás regresar, Pidge.- Le dijo Shiro en tono conciliador.- Tus padres y hermano se preocupan por ti y has madurado mucho. Ahora eres capaz de sociabilizar con el resto y has ganado mucha empatía. ¿Verdad?- Pidge soltó un gruñido en respuesta, mientras aplastaba las zanahorias con su tenedor.- Que te diga esto no significa que no te quiera aquí, sólo quiero que te vayas mentalizando. - Pidge le enseñó el dedo corazón y empezó a ignorar al resto, perdiéndose en su mente.- Pidge... Esa actitud no va a cambiar los hechos. Tienes una familia y tu lugar está con ellos. Tu madre se esfuerza y tu padre y hermano trabajan duro para pagarte esta terapia. Sé más agradecida con ellos.- Pero ella ya no le escuchaba, hacía rato que había desconectado con aquella realidad.

- Volviendo al tema de Hunk... - Cambió de tema Lance, viendo que el aire se estaba volviendo tenso.-¿Aprovecharemos para hacer algo alucinante, ya que estaremos todos?

- Sí, había pensado ir al parque de atracciones. ¿Os apetece? Sé que queda un poco lejos, pero hay atracciones para todos los gustos.- Contestó Shiro.

- ¡Claro que sí!- Respondió Lance muy animado.- Pienso montar en todas las montañas rusas. Y Keith, ti te encantan los coches, ¿verdad?

- Sí, me alucinan.- Contestó él con una media sonrisa.

- ¡Pues hay unos karts flipantes!

- ¿En serio?- Se animó el pelinegro al instante, ganando todas las ganas de ir.

El sábado, los tres adolescentes madrugaron sin rechistar y se reunieron con Hunk, a quien había llevado su madre hasta la estación.

Hunk era un tipo grande, de piel morena y cabello corto oscuro y toda su persona irradiaba bondad.

Lance se lanzó hacia él en cuanto lo vio y ambos se abrazaron y palmearon las espaldas.

- ¡Cuánto tiempo!- Exclamó Lance.

- Demasiado, tío. Te he echado de menos.

- Y yo a ti, amigo.

Pidge también le saludó, aunque menos efusivamente, sin embargo Hunk no pudo contenerse de abrazarla tan fuerte que la chica dejó de tocar con los pies en el suelo.

- ¡Pidge! ¿Cómo está mi pequeña genio? A ti también te he echado de menos, no hay nadie como tú en mi ciudad, ¿sabes?

- Nos hemos ido escribiendo...- Protestó ella, soltándose del abrazo.

- Pero no es lo mismo.- Repuso el otro con una sonrisa amable.- Añoro hacer proyectos contigo. ¿Te acuerdas de aquel robot que montamos con Legos? Shiro se quedó impresionado, ¡y ganamos un premio!- Pidge sonrió ante el recuerdo y asintió con la cabeza.

Inefable IdiotaWhere stories live. Discover now