Caída

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Durante las siguientes semanas, Keith intentó, sin mucho éxito, alejarse de Lance. Quedó todas las veces que le fue posible con su vieja pandilla, con los que se aburría soberanamente y a quienes había empezado a aborrecer por meterse en peleas y follones sin verdadera necesidad, siempre enfadados con el mundo cuando sus vidas no eran tan malas... Vamos, eran y actuaban como él mismo hacía unos cuatro meses atrás. Pero ya no le agradaba, lo encontraba inútil y sin sentido.

Además, había hecho indagaciones sobre su padre, sin sacar nada en claro para su frustración. El rumor más extendido es que se había metido en un asunto ilegal, seguramente drogas, y había tenido que huir para que no le pillara la policía. No había avisado en el trabajo,ni tampoco al casero, aunque se ve que a él había dejado de pagarle el alquiler dos meses antes de irse. Había desaparecido, como un fantasma, llevándose unas cuantas de sus pertenencias con él. Keith tenía que empezar a asemejar que quizás no volvería nunca a casa, que quizás ni siquiera volvería a ver a su padre de nuevo. Y que posiblemente eso era lo mejor para él... Y una parte de él se negaba a aceptarlo.

- Te he traído algo.- Le dijo Shiro, interrumpiendo sus pensamientos.

- ¿Qué es? No te he pedido nada.- Murmuró Keith, cabizbajo. Aquel día estaba especialmente rayado. 

Shiro le tendió un marco rojo brillante, con una foto puesta. Al enfocarla con la mirada, se dio cuenta de que se trataban de un retrato que les había sacado a él y a Lance en el parque de atracciones, en el que Lance le había pasado el brazo por el cuello mientras hacía el signo de la victoria y él parecía sorprendido por el abrazo sorpresa.

- Últimamente, te noto un poco raro con Lance.- Le dijo Shiro, al ver que Keith miraba el regalo con el ceño fruncido.- Sé que no es tu persona favorita del mundo, pero espero que os podáis llevar bien, como antes.

Keith no pudo evitar expulsar el aire por la boca en una especie de risa, Shiro no podía estar más equivocado. Lance SÍ que era su persona favorita en el mundo y eso, en esos mismos momentos, era lo que más odiaba de todo el universo. Keith no quería estar enamorado, quería estar enfadado. Quería controlar sus sentimientos y notaba que cada vez más se le desbordaban, especialmente cuando estaba cerca de Lance. 

- He tenido una idea, y espero que no me odies por ello...- Volvió a hablar Shiro.

- ¿Qué has planeado?- Preguntó el otro, con cara de pocos amigos.

- Esta tarde, os llevaré a un rocódromo, aprovechando que Katie estará con su familia.

- Shiro, no te entrometas en mi vida.- Dijo Keith amenazante.- Lo que yo haga con Lance es cosa mía, tú no eres nadie para decirme de quién debo ser amigo.

- Soy como un padre para Lance. ¿Entiendes eso?-Respondió, cambiando su tono por otro más serio.- Él me preocupa, y tú también lo haces.

Keith se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared. Lo pensó durante unos segundos y acabó expirando por la nariz de forma pesada.

- Está bien.- Cedió, como acababa haciendo siempre con los habitantes de aquella casa. Keith iba de duro, pero desde que estaba en esa familia, se le había ablandado el corazón. 

Después de las clases, Shiro les condujo hasta el local del rocódromo, el cual se encontraba en la parte baja de la urbanización en la que vivían.

- Como está cerca, podéis volver andando a casa.- Les comentó Shiro.

- No hay problema.- Sonrió Lance mientras se señalaba con el dedo pulgar, en un gesto que indicaba "déjamelo a mí", puesto que Keith había demostrado en anteriores ocasiones no tener demasiada orientación.

Inefable IdiotaWhere stories live. Discover now