Palabras hirientes

2.1K 363 196
                                    


Allura se llevó las manos a la boca cuando vio volver a Lance y a Keith con la mejilla roja y un tanto hinchada. Fue a preguntar qué había pasado, pero prefirió callarse, pues la respuesta era obvia. Shiro sólo suspiró apoyando su frente en su mano.

- ¿Qué tal todo, Lance? ¿Cómo van las clases en la universidad?- Preguntó Allura, rompiendo el incómodo silencio.

- Bien.- Dijo simplemente él. No quería decir nada malo y quedar como un pardillo delante de Keith.- No es demasiado difícil, aunque tengo muchas entregas y proyectos. Las teóricas son un poco aburridas, pero bastante obvias. Ahora estamos haciendo análisis de comerciales de los años 90, es muy interesante ver cómo ha cambiado todo. ¿Y tú, Keith? Me comentó Hunk que hacías diseño... No te resultará fácil, ¿verdad? Nunca se te dieron bien los estudios, al fin y al cabo... -Le dijo con tono hiriente.- ¿Y en Rumanía, qué?

- Todo me va bien.- Respondió el otro rudamente. Había detectado la sorna de Lance y no le había gustado la forma en la que quería ridiculizarle.

- Keith nos contaba que está viviendo en un pequeño loft.- Dijo Shiro, intentando amenizar la conversación.

- Vaya, que suerte.- Respondió Lance, rodando los ojos. Keith sólo se encogió de hombros.

- ¿Te acuerdas de aquel gatito negro del que te encariñaste, Keith?- Le preguntó Shiro, cambiando rápidamente de tema de nuevo.

- ¿Uno callejero? Que siempre andaba por el jardín...- Añadió Keith haciendo memoria.

- ¡Sí, ese! Lance lo adoptó, ahora vive con él. Y le llamó Oreo, porque tiene las patitas blancas.

- Vaya, qué bien.- Contestó Keith sin mucho entusiasmo.- Seguro que está mejor contigo que en la calle... ¿Sigues viviendo aquí con Shiro?- Preguntó, intentando  dejar el resentimiento y ser amable. Miró de reojo a Lance, quien mantenía su mirada encima de él, y retiró la mirada cuando sus ojos se encontraron.

- Ni de coña. Comparto piso.

- ¿Con Hunk?

- No, uno que no conoces.

Y otra vez ese silencio incómodo. Keith empezó a jugar con sus dedos y Lance le hacía carantoñas a Isamu, quien empezaba a reclamar la atención de los mayores.

Ninguno de los dos estaba hablando de lo que realmente quería hablar. Pero Keith no quería sacar el tema delante de Shiro, no quería decirle cuánto le había echado de menos. Y Lance tenía que explicar su problema con Rolo, pero no quería parecer patético delante de Keith. Todo lo contrario, quería mostrarle todo lo que se había perdido y restregárselo por la cara, hacerle enfadar y estallar, como recordaba que hacía Keith cuando le provocaban. Quería ver esa ira contenida en él, no esa conducta mansa y madura que tanto le confundía. ¿Por qué no le había devuelto el golpe, para empezar? ¿Por qué no era capaz de mirarle a la cara? ¿Y por qué narices había vuelto, a liarlo todo, a hacerle pensar en temas que tenía casi olvidados?

- Lo cierto es que estás muy guapo.- Comentó Allura inocentemente, metiendo la pata.- Sólo te vi una vez mientras vivías aquí, pero te recordaba más... pequeño.

- Sí, deben lloverte las chicas.- Añadió Lance con sarcasmo.- O los chicos.

- Como a ti, ¿no?- Bromeó Allura.- ¿Cuántos ligues llevas ya? ¿4?

Keith abrió mucho los ojos durante unas milésimas de segundo, algo sólo visible para Shiro, quien se cruzó de piernas y decidió observar el desarrollo de los acontecimientos antes de intervenir. Lo cierto es que su esposa podía llegar a meter la pata hasta el fondo a veces, pero esa ingenuidad era una de las características que más amaba de ella.

Inefable IdiotaWhere stories live. Discover now