Capítulo 11: Barbara

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Tendría que haber muerto ese día. En contra de todo pronóstico, sobrevivió.

La bala pasó rozando la pared del cráneo y en su trayectoria, le arrancó la oreja. Fue imposible reconstruir el cartílago destrozado, por lo que el cirujano extirpó lo que le quedaba del pabellón auditivo, mientras maldecía en voz baja - porque estaba mal que un médico opinara así - que era una desgracia desfigurar semejante belleza.

Jamás había tenido una paciente de tal hermosura. Y jamás la volvería a tener.

Ella, por supuesto, permaneció ajena a todas estas observaciones. El dolor era demasiado intenso como para preocuparse por cualquier otra cosa, y, en cualquier caso, jamás había dado importancia a su belleza – ni siquiera cuando ésta había sido, realmente, algo de otro mundo.

Tras pedir a gritos que apagaran su dolor, permaneció sedada durante días en la unidad de cuidados intensivos. Finalmente, no pudo quedarse más allí y fue subida a planta.

Entonces le comunicaron que, durante el tiempo que había estado sedada, su prometido la había estado visitando.

Se quedó helada. Ella no tenía ningún prometido. Ella no tenía a nadie. Ni nunca lo tendría.

Pero no dijo nada. Ni siquiera reclamó protección. Para qué retrasar lo inevitable.

La había encontrado una vez más, y esta vez, no la dejaría escapar.

A partir de ese momento, se limitó a esperar de nuevo a su asesino. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa había hecho en todos aquellos años?

(...)

- ¿Cuándo? – dijo Lara lacónicamente, los brazos cruzados sobre el pecho.

Zip retorció los cables de sus casos, incómodo.

- Anoche, supongo.

- ¿Y le dejaste ir sin más?

El hacker suspiró. Había esperado que ella estallara en una ola de furia, gritara, diera puñetazos sobre sus cosas u otro cualquier exabrupto al descubrir que, una vez más, Kurtis había tomado la iniciativa y dejado al resto atrás. Pero Lara estaba abatida, exhausta, indiferente casi... y él no sabía lidiar con aquella nueva faceta.

- Mira, nena, yo no me meto con Kurt, al igual que no me meto contigo. Intenté convencerlo de que se quedara, de que habíamos quedado en que éramos un equipo. Pero dijo que esto necesitaba hacerlo solo, o de lo contrario no funcionaría.

- ¿Y qué es esto? – dijo Lara, la vista perdida en los monitores de Zip.

- El tiroteo del Gran Bazar ayer... cree que puede tratarse de Schäffer. Dijo que tenía que investigarlo. – Y no pienso decir nada más, recalcó Zip mentalmente.

Pero Lara no preguntó nada más. Asintió lentamente, y salió del barracón.

- Estás más rara que un perro verde. - masculló el hacker, cuando ella ya había salido. – Te prefiero cien mil veces cabreada de la hostia.

(...)  

Le resultó sorprendentemente fácil llegar hasta ella. De hecho, preocupante. La policía turca no parecía haberse interesado demasiado por la víctima, ocupada, en cambio, en encontrar al tirador.

Amateurs, pensó Kurtis con desprecio.

La podría haber matado veinte veces durante aquella semana en que estuvo rondándola, si hubiese querido. Cuando se lo proponía, era incluso buen actor. Apareció al segundo día del tiroteo visiblemente angustiado, preguntando por Barbara Standford, y aseguró que era su prometido.

Tomb Raider: El LegadoWhere stories live. Discover now