Capítulo 21: Demonio

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Todo retorno era triste de alguna manera. Y aquél era el que más.

Anna estaba destrozada. Su aspecto era el de alguien tremendamente cansado, pero Lara había hecho cábalas muy rápidamente y había poco que objetar. La niña simplemente había tenido demasiado en demasiado poco tiempo. La horrible experiencia de Sri Lanka, en verano. Por lo que había intuido por Selma, el curso escolar tampoco había empezado bien. Y de repente, en invierno, sus padres se peleaban seriamente, su abuela revelaba que tenía un cáncer y poco después, moría; era testigo de un brutal atentado y además, le bajaba la regla al tiempo que el Don se revelaba fuertemente en ella y la convertía en su marioneta. Ni siquiera habían llegado a celebrar su cumpleaños ni Navidad, ocupados en asuntos más urgentes.

Para cualquier adolescente hubiese sido demasiado. Y ella, en la mayoría de las cosas, era como cualquier otra.

Por su bien, Lara debía intentar que el retorno fuese lo menos doloroso posible. Así que lo primero fue gestionar que Niyol volase a Inglaterra. La niña se recuperaría más rápido de su dolor si podía contar con la beneficiosa compañía del querido semental. Parece que, al fin y al cabo, no le quedaría más remedio que construir un establo en Surrey y esperar que el hermoso caballo Navajo se adaptara fácilmente al clima inglés.

Segundo, se aseguró de localizar a Catherine Kipling – Kat -, la mejor amiga de Anna, y explicarle brevemente lo que se le podía explicar a una adolescente que tenía una vida normal y ningún horrible secreto en su vida, fuera de los pesares habituales de cualquier familia. Kat prometió presentarse pronto en Surrey para estar con su amiga.

Por último, durante el retorno en avión, Lara le susurró al oído que su padre y ella habían "aclarado" algunas cosas, y que seguirían hablando, que no debía sufrir por...

- Ya lo sé.- cortó Anna, con la mirada perdida.- Lo he sentido.

La exploradora británica parpadeó lentamente.

- ¿Cómo?

- Que no te preocupes, mamá. Lo percibo. Irradias amor.

Fue divertido ver a su madre arquear las cejas y mirarla, azorada.

- No puedo explicártelo. Lo siento.- Anna puso la mano en su brazo – Antes irradiabas ira, rabia, frustración. Ahora irradias amor. Puedo sentirlo. No sé cómo, pero puedo sentirlo.

Lara estaba perpleja.

- Supongo que el cambio también lo has notado en él.

- No.- Anna la miró entonces – Él siempre ha irradiado amor. Siempre.

Y miedo, pensó en silencio. Pero el miedo se ha ido.

(...)

Todo retorno era triste de alguna manera, pero aquél también fue desconcertante. Al menos para Lara, que encontró a su madre, la estirada Lady Croft, corriendo hacia Anna con los brazos abiertos y luego llenándola de besos.

Ella nunca la había tocado ni besado de aquella manera. De ninguna manera, de hecho. De modo que miró hacia otro lado y fingió que no veía nada mientras se encargaba de que el personal contratado para ello llevara el equipaje de ambas de vuelta a sus respectivas habitaciones; así como se encargaba de gestionar que Niyol fuese llevado provisionalmente a unos establos comunales de la zona para, preventivamente, que tuviese un lugar de refugio cómodo y dotado hasta que el inevitable establo acabase apareciendo en algún lugar del área de la mansión.

Las cosas que hago por amor.

Cuando entró de nuevo en el hall de la mansión, Anna había subido a su habitación en la primera planta, pero Lady Angeline la estaba esperando, circunspecta y expectante.

Tomb Raider: El LegadoWhere stories live. Discover now