Capítulo 24: Verdad

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La inspectora Weller sabía que no iba a ser bien recibida de nuevo en aquella imponente mansión, pero no ser bien recibida venía de serie con su trabajo. Si alguna vez le había importado, eso había quedado muy atrás. De modo que ignoró la mirada fría y el silencio gélido de aquella mujer, Lara Croft, cuando no le quedó más remedio que dejarla pasar de nuevo. La reacción de su madre, la anciana dama, fue mucho más elocuente: se mantuvo a distancia, la mirada baja, retorciéndose las manos. Todo aquello apestaba a rareza. Pero la mirada que más la sorprendió fue la de la niña.

Exigió verla, naturalmente, pero no parecía haber ocurrido nada nuevo con ella. Simplemente echó un vistazo y la vio sentada en la mesa del comedor, rodeada de algunos libros y cuadernos. Había una niña de su misma edad junto a ella, una bonita rubia vestida de colegiala, con aspecto dulce e inofensivo. La inspectora ya sabía que era la hija de lord y lady Kipling, de nombre Catherine, y que era su mejor amiga. También sabía que la niña había estado visitando a Anna con frecuencia últimamente, y que, aparte del consuelo y apoyo que era lógico en las difíciles circunstancias por las que ya la casi adolescente estaba pasando, la estaba ayudando a recuperar el tiempo perdido y el evidente retraso curricular que había experimentado en el colegio.

Y parecía estar recuperándose bien, tanto física como anímicamente, aunque esto último, claro, la inspectora no era la profesional adecuada para juzgarlo. En cierto momento, Anna Croft alzó la vista y la clavó súbitamente en ella, como si hubiese notado su presencia, a pesar de que la inspectora se había acercado sin hacer un mínimo ruido. Las marcas de la cara habían desaparecido totalmente, y la niña parecía haber recuperado el diente perdido sin mayores consecuencias. Al notar su silencio, Catherine Kipling alzó la vista y dio un respingo, asustada, al percibir la presencia de la inspectora. Ella sonrió e hizo un gesto tranquilizador, pero la Croft la apuñaló con la mirada.

No era bienvenida. Nihil novum sub sole.

(...)

De pronto, la aparente madurez con la que llevaba armándose desde hacía un rato se desvaneció y pareció de nuevo desvalida, infantil.

- Ay, papá...

- ¿Qué pasa?

- La he fastidiado mucho, mucho.

- No puede ser tan malo.

- Si te cuento algo, ¿no te enfadarás?

- Ponme a prueba.

Anna se sentó de nuevo y empezó a retorcer la sábana.

- La policía ha estado aquí y les he dicho una mentira muy gorda y fea.

Kurtis arqueó las cejas de nuevo.

- ¿Y por qué?

- Querían saber... cosas. Lo que ocurrió aquella noche.

- ¿Y qué les has dicho? – era obvio que decir la verdad no era una opción en aquellas circunstancias.

Anna suspiró.

- Algo horrible. Que te ibas a suicidar...

- ...

- ... y traté de detenerte, me agarré a ti, y me pegaste para que te soltara. Luego saltaste.

Durante un momento, el silencio se espesó entre los dos. Anna se miraba las manos, retorciéndolas, los dedos arrugando la sábana. Por fin se atrevió a enfrentarse a la mirada de su padre.

Pero él no estaba enfadado. Oh no, no lo estaba.

- Peque... - le dijo él, sonriendo - ... eso ha sido jodidamente brillante.

Tomb Raider: El LegadoWhere stories live. Discover now