Capítulo 15: Vísperas

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Estaba preparada cuando llegaron, pero no esperaba a Lara. Al verla entrar detrás de Kurtis, palideció y se retrajo involuntariamente en la silla. Miró durante unos instantes a la imponente figura femenina, luego, bajó la mirada, incapaz de soportar su mirada, que quemaba como el fuego.

- Bueno. – comentó Lara entre dientes – Con razón dicen que mala hierba nunca muere.

- Eso te define a ti tanto como a mí, Lara Croft.

Se le había escapado. Y es que la carne podía ser mortal y el cuerpo estar herido, pero el orgullo seguía intacto. Se retrajo de nuevo mientras oía a la exploradora inspirar profundamente.

- He prometido colaborar, y colaboraré.- dijo Lara, volviéndose hacia Kurtis – Pero como siga contestándome le voy a sacudir en su cara bonita, y se la volveré del revés.

- Ayudaría un poco que no la provocaras. – suspiró Kurtis, pero a continuación se dirigió hacia la mujer sentada en la silla.- Y tú, ya la has oído. Cierra el pico, ya tienes suficientes heridas.

Bárbara había hecho sus deberes. El equipaje estaba listo sobre la cama y ella estaba completamente vestida. Se levantó, intentando que su movimiento fuera grácil y elegante, pero trastabilló y hubo de aferrarse al brazo de la silla. Aún se sentía débil.

- Cógela tú.- oyó murmurar a la británica – Prometo no ponerme celosa. En ningún caso la voy a tocar, ni con un palo de diez metros.

De un tirón, Lara se cargó el equipaje sobre el hombro y abandonó el cuarto sin más. Apoyándose en Kurtis, Bárbara descendió vacilante las escaleras de piedra, hasta las dos motocicletas. Lara ya había instalado el equipaje sobre la Norton y estaba arrancando la suya.

(...)

- ¡Quiero verla!

- No puedes, ni debes.

- ¡Pero...!

- Anna, deja ya de protestar. No eres de ninguna ayuda si no paras de cuestionar todo lo que decido.

La niña dio una patada en el suelo y se desplomó en el banco, frunciendo el ceño.

- No es justo.- gruñó por lo bajo – Quiero ver si es tan hermosa como dicen...

Lara soltó un bufido.

- Sí, la belleza es todo lo que le ha quedado. Y ahora quítate de en medio, he de descargar esto.

Anna se quitó de en medio, pero volvió a la carga.

- ¿Por qué no puedo hablar con ella?

La exploradora británica puso los ojos en blanco y siguió descargando las cajas. Ya sabía que contenían. Otra cosa que le estaba bien prohibido: armas de fuego.

- ¡Mám...!

- No puedes verla porque es peligrosa, y malvada, porque nos hizo mucho daño en el pasado, ¡a ti incluida! Cuando ni siquiera habías nacido. No puedes hablarle porque es falsa y retorcida, y te llenará los oídos de mentiras, como su padre ya hizo.

A Anna le parecía de lo más entretenido y estimulante hablar con gente malvada y peligrosa que le llenara los oídos de mentiras, pero al parecer su madre no lo encontraba tan excitante. Pateó el suelo de nuevo, molesta.

- Papá dice que ha perdido sus poderes, luego ya no es peligrosa. No puede hacernos daño, y, además, ha aceptado ayudarnos a pillar a ese hombre malo. Y si me cuenta mentiras, peor para ella, ¡yo ya no soy ninguna niña!

- No te quiero a menos de diez metros de ese engendro. Basta ya, Anna. Quedarse sin poderes, estar vulnerable o cooperar puntualmente con nosotros simplemente porque – y blandió el dedo índice ante el rostro de su hija – le conviene, porque su propio cuello está en riesgo; y sí, se aprovecha de nuestra protección ahora que nosotros somos fuertes; no va a absolverla de ninguno de sus pecados.

Tomb Raider: El LegadoWhere stories live. Discover now