Desperté nuevamente con la respiración agitada, aquel niño de rostro borroso volvía a colarse en mis sueños como si tuviera la forma de hacerlo, y cada vez que despertaba era el mismo patrón.
Escenas de mí siendo niña, un niño desconocido con el que siempre me encontraba y por último justamente antes de despertar... me llamaba "D".
Pero... ¿quién era D? ¿Y por qué él me decía de esa manera?
Suspiré al sentarme en la cama y luego pasé las manos por mi rostro, desde que tenía uso de razón esos sueños se hicieron muy frecuentes. Decidí alejar tales pensamientos y me levanté de la cama, me acerqué a la ventana y abrí las cortinas de esta.
Sonreí ante la hermosa mañana que Ft. Lauderdale me regalaba, porque ya no nos encontrábamos mis padres y yo en Louisiana ya que hace un tiempo tuvimos que mudarnos por razones de trabajo según mis padres.
Y Fort Lauderdale parecía la mejor opción, con su similitud a Venecia por sus numerosos canales y sus hermosas playas.
-Hermoso día. -Sonreí divisando la playa Sea Ranches Lakes a varios kilómetros.
Me alejé de la ventana y procedí a alistarme para irme a mi primer día en la universidad NOVA Southeastern, iba a comenzar la carrera de Oceanografía porque realmente amaba el océano y los misterios que ocultaba.
Fui a darme una ducha tibia, seguidamente me vestí con unos jeans oscuros junto con una camiseta blanca y encima de esta una chaqueta de jean más clara, me calcé mis Superstar blancos con detalles de colores psicodélicos. Me gustaba mucho ése tipo de estilo aparte que era conservador y bonito.
No era alguien que le gustaba mostrarse o exhibir su cuerpo, aparte que algo dentro mío me decía que debía ser decorosa con mi cuerpo.
Loco, ¿verdad?
-¡Loretta a desayunar!
-¡Ya voy mamá! -Grité en respuesta terminando de arreglar mi cabello y de cubrir algún que otro acné con algo de base.
Tomé mi mochila y salí de la habitación para seguidamente bajar las escaleras, posterior a ello me encaminé hasta el comedor donde mi padre leía el periódico matutino.
-Buenos días. -Sonreí besando la rasposa mejilla de mi padre, Clint Owens.
-Buen día, Loretta. -Me devolvió el gesto con una cálida sonrisa de su parte.
Lo que podía recordar desde hace unos años, era que papá jamás se dirigía a mí como "hija" sino que me decía por mi nombre o me llamaba "pequeña".
Algo que me extrañaba pero que con el tiempo dejé de tomarle importancia.
-¿Emocionada por tu primer día? -Preguntó sonriente mi madre al dejar el plato con mi desayuno frente a mí.
Sonreí en respuesta, comenzando a comer.- ¡Sí! Ya quiero iniciar.
Ambos rieron por mi entusiasmo, por lo que me apresuré en comer con rapidez para irme a mi primera clase.
Terminé el desayuno y me levanté de la mesa, tras despedirme de mis padres salí de la casa para irme a la parada de bus.
Sonriendo emocionada.
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