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   A la mañana siguiente, Jughead, Betty y yo decidimos ir caminando. Bueno, técnicamente mi novio robó las llaves de mi auto, y las de la moto para que yo lo acompañe. ¿Es que no recuerda que odio caminar? Jé, y me llamo a mí misma una porrista. Es sólo que me da demasiada flojera...

—¿Sabes algo de Chic? —le pregunto a la rubia con el paraguas.

—No. No ha llamado desde que lo dejé en la estación de autobuses —sinceramente, conociéndola, y también a su parte... oscura. Dudo que lo haya tranquilamente llevado a la estación de autobuses así como así. Se me hace difícil creerlo—. ¿Quién sabe? puede que se haya ido para siempre.

—Lo bueno de todo este tema de Chic del último par de semanas es que   —decide hablar mi gorrito, quien camina sosteniendo mi mano. ¿Saben? Creo que nunca me acostumbraré a esto, es... extraño, me encanta que estemos por lugares públicos así—, por muy mal que se pongan las cosas, Betty, ya no puede ser peor, es imposible. 

—Mi padre podría ser el Enmascarado Negro —abro los ojos, ¡mi teoría no está errada! sin embargo, nadie me nota, porque me quedo sin palabras.

   Jughead suelta una risita y observa el nublado cielo.

—Sí, vale, eso sería peor. 

   ¿Es que no le cree? Yo sí, pero no pienso hostigarla. En el momento en el cual se sienta segura de confesarme sus sospechas, seré la primera en ayudarla a descubrir la verdad, es lo que menos puedo hacer.

   No puedo sacarme de la mente lo que nos ha dicho Betty. Se me hace imposible concentrarme en lo que Jughead está planteando Jug frente a los Serpientes, pero intento escucharlo.

—War Baby los ha llamado a Cam y a papá desde Shankshaw —confiesa, y cierro levemente los ojos, sé lo que dirá—. Nuestros antiguos rivales, los Ghoulies, han sido liberados.

—Se dice que buscan la sangre de los Serpientes —interfiero yo, sacándome la mano de mi rostro—. Más que nada, nos quieren a nosotros dos. Se están armando para una revancha, quieren guerra. 

   Ellos asienten, intentando procesar toda la información, cuando los Bulldogs se adentran en el aula, poniéndome los pelos de punta.

—¿Cuál de estos reptiles se estaba tirando a Midge Klump? —espeta mi némesis, Reggie, cabreado.

—¿Qué coño está pasando? Es una reunión privada —susurra mi Jones, intentando buscar una explicación, pero yo ya estoy como loca.

  —Supongo que eras tú, Sweet Pea —lo señala y no puedo evitar pensar en que las cosas empeorarán. La Jirafa apoya una mano en el hombro de Jug, haciéndose paso, enfrentando al acusador. 

  —Reggie, ya basta —lo riñe el colorado, pero es imposible pararlo, mucho menos a SP.

—Y una mierda, ni siquiera conocía a Midge —wow, eso sonó más respetuoso de lo que pensé—. Pero sí, ya veo por qué no querría vuestras pulgas, Bulldogs sarnosos.

 Pero sí, ya veo por qué no querría vuestras pulgas, Bulldogs sarnosos

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Daboia Russell |Jughead Jones|Where stories live. Discover now