C |74|

1.1K 91 37
                                    

   Luego de mucho tiempo, Archie decidió volver a Riverdale, dándonos la sorpresa de que casi muere por el ataque de un oso. ¡Un oso! Si hubiera sido yo, a día de hoy continuaría orinándome en los pantalones.

—¿Y qué me he perdido en este tiempo? —pregunta el pelirrojo luego de que Betty lo molestara por haberse pedido cerveza de raíz y no una malteada de fresa como usualmente hacía. 

—Bueno, gracias a la cuarentena orquestada por mi padre, el Pop's fue clausurado y acaba de reabrir —comenta Ronnie, alegre de que hayamos vuelto a trabajar. La verdad que en ese mes hubiera generado los ingresos suficientes como para depositar en mis ahorros para una buena universidad, pero qué más da. Hiram Lodge no quiere que me vaya del pueblo—. Y estuvo atacando la mercancía que llegaba al club. Pero, por suerte, hemos contratado a los Serpientes para que me protejan a mí y al restaurante. Ese servicio se extiende para ti, Arch.

   Él me observa, esperando a que diga que no quiero que trabaje para mí, pero me encojo de hombros. Es libre de elegir lo que desee. Si me elige, tendrá buen pago.

—No debes preocuparte por si los matones de Hiram vienen a nosotros —me rasco la oreja mientras explico—. No podrás verlos, pero tengo a chicos vigilando las veinticuatro horas. Y un posible plan para acabar con esta amenaza para siempre.

—¿Cuál, C? —parece interesarle a la rubia. Así que mientras yo tomo un sorbo de mi  tercer zumo de naranja en el día, los cuales llevo tomando hace dos días porque he perdido el apetito debido a los exámenes preuniversitarios, Jug habla.

   Tranquilos, no he vuelto a mi desorden alimenticio, es solo que no me pasa la comida. Creo que todos lo hemos pasado por algún momento de nuestras vidas... los nervios me cierran el estómago.

   Se lo he contado a Juggie y a Betty, hemos estado probando diferentes alimentos los cuales no me den ganas de devolverlos, y descubrimos que las frutas son lo que buscábamos.

—No le digan a nadie, Fangs está infiltrado en los Gárgolas —hace suspenso para intrigarlos, a lo que yo suelto una risita, apoyando mi mano sobre la suya, acariciándola con el pulgar—. Aún no ha conocido al Rey, pero sigue trabajando en ello. Cuando tengamos acceso, acabaremos con él. Apuesto a que es Hiram quien está tras la máscara. 

   Yo no lo sé, no creo que él se pase todo el tiempo disfrazándose de árbol para un estúpido culto. Quizás haya contratado a alguien, o es alguno de sus contactos más cercanos.

—Se acabó estudiar para la selectividad —tira Betty de la nada, provocando que me congele al recordar al menos por un minuto que es la decisión de mi educación la que está en juego de mi cerebro. Frunzo el ceño, retirando mi mano de la de mi prometido, comenzando a arrancarme las cutículas hasta sangrar y que mis dedos estén al rojo vivo. 

—¿Qué? ¿la selectividad? —Andrews está anonadado, estampando su copa un poco más fuerte de lo que me gusta en la mesa. El que rompe mis vajillas, las paga.

 El que rompe mis vajillas, las paga

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Daboia Russell |Jughead Jones|Where stories live. Discover now