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   Una muerta en vida C se rige frente a la lápida del amor de su vida

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   Una muerta en vida C se rige frente a la lápida del amor de su vida. Pareciera como si todas sus lágrimas nunca acabaran, como si no se quedara seca. Grandes bolsas violetas debajo de sus ojos son visibles a metros de distancia, sus labios partidos de mordérselos, su naricita roja y levemente paspada por el roce del pañuelo que tiene en el bolsillo de su trasero. Algunos de sus amigos están con ella, Archie, Betty y Verónica, por más que la Serpiente deseara que sus otros chicos también estén allí.

 Algunos de sus amigos están con ella, Archie, Betty y Verónica, por más que la Serpiente deseara que sus otros chicos también estén allí

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   La pelicorta deja un gran ramo de rosas verdes en el florero. Algo la distingue, algo diferente, no destruido y triste como todo en ella, sino algo lindo, algo bello, extraordinario. Y es el gorro de Jughead en su cabeza, con su cabello despeinado debajo de este. Cabe decir que está empapado, porque pasa las noches abrazada a ese gorro, oliendo la esencia de su amado, sin poder evitar que caigan gotas de sus ojos en él.

 Cabe decir que está empapado, porque pasa las noches abrazada a ese gorro, oliendo la esencia de su amado, sin poder evitar que caigan gotas de sus ojos en él

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  —¿Sabes, gorrito? Podrías volver algún día a visitarme... —ella suelta un gran sollozo abrazándose a sí misma y sus amigos están bañados en grandes lágrimas—. Creo que no deberíamos haber pasado tanto tiempo juntos, no nos despegábamos ni un segundo. Todos los días, a donde sea que alguien me buscara, siempre me encontraría a tu lado. Y ahora, se me hace imposible no tenerte en casa jugando con Zoey, en el auto cambiándome algunas canciones porque piensas que son muy alegres, aunque luego las tarareabas por lo bajo. Por las noches, se me hace difícil respirar al no sentir tus brazos rodeándome mientras roncas. Extraño tus labios, tu sonrisa, a todo de ti. Era tan solo el comienzo de nuestra historia y ha tenido que acabar tan trágicamente. Dejaste tu vida atrás, Jug, sin medir el corazón roto que también estabas abandonando. No puedo tenerte rencor, porque a fin de cuentas, serás el único hombre que amaré en toda mi vida y... te perdono. Siempre te amaré, mi Príncipe.

Daboia Russell |Jughead Jones|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora