Capítulo 7

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Hoy sería el peor día de mi vida, de eso no había ninguna duda. Preparé sin mucho entusiasmo lo necesario para la carrera de orientación, solo esperando que el día terminara rápido.

Llegué como siempre temprano al instituto para terminar con lo que suponía sería el papeleo del día de hoy. Entré en la sala de delegados y, como esperaba, había una montaña de papeles por ordenar. Ante esto suspiré resignado.

Cuando acabé con eso, dirigí mi mirada hacia el reloj de la habitación. Pronto sería hora de comenzar con la carrera, por lo que me levanté del escritorio.Estaba a punto de salir cuando unos estruendosos gritos se oyeron en el pasillo haciéndome sobresaltar.

-¿¡Cómo que estoy con ese tipo?! - la voz era obviamente del escandaloso que perdía los estribos por cualquier cosa, es decir, Castiel.

-Lo siento, pero ya que no elegiste a ningún compañero de equipo, el único disponible era él.

-Me niego. Haré la carrera yo solo.

-¡No puedes hacer la carrera tú solo, es peligroso! - esta vez la directora parecía haber perdido la paciencia.

-Me da igual. No es como si pudiera perderme en un bosque - aseguró.

-Escúchame bien Castiel, o haces la carrera con Nathaniel o quedas expulsado oficialmente del Sweet Amoris - por su voz parecía que la directora hablaba en serio, es por esto que inconscientemente salí de la sala para intervenir.

-Disculpe directora, oí la charla y quería decirle que no me molestaría hacer la carrera solo. Es por esto que le pido que reconsidere sus palabras - intenté hablar lo más respetuoso y calmado posible para que la directora se calmara.

-Lo siento Nathaniel, pero no puedo permitir que dos de mis alumnos caminen solos por un bosque. ¡Harán la carrera juntos y se acabó! - al parecer no sirvió de nada mi apelación ya que la directora estaba completamente furiosa.

-Pero directora-

-¡No quiero oír una palabra más, este asunto se acabó! 

-Esta bien - me resigné.

-¡¿Ah?! ¡Yo no pienso la carrera con- 

Inconscientemente jalé su brazo para que se callara. Éste solo me miró molesto y luego chasqueó la lengua. La directora por su parte desapareció por el pasillo segundos después.

Mi mirada se dirigió ahora a Castiel quien parecía completamente irritado. Me miró un momento frunciendo el ceño.

-¡Suéltame! - y al decir esto se libró de mi agarre.

-Cálmate, no hagas un escándalo por esto - dije suspirando por el estrés.

-¡¿Qué no haga un escándalo?! ¡Este día será un asco! 

-No creas que para mí será mejor.

-¡No me compares contigo! Yo no soy un conformista que hace cualquier cosa por quedar bien con los profesores y la directora.

-Al menos yo no busco problemas sin ninguna razón como tú.

Ambos sabíamos que la rivalidad y el odio que sentíamos no sería fácil de solucionar. Eramos tan diferentes que parecíamos agua y aceite.

Durante la mañana la directora nos dio una pequeña charla sobre lo que trataría la carrera de orientación, para después salir al patio para  ordenarnos y subir al autobús.

Me iba a sentar como siempre en los primeros asientos, pero al parecer había llegado tarde ya que estaban todos ocupados. Con un poco de irritación me senté en uno de los asientos del medio que se encontraba vacío.

Todos los alumnos estaban en el autobús, todos excepto Castiel. No era raro que no estuviera allí, siempre acostumbraba a llegar tarde a todo, pero algo en el autobús llamó mi atención. Lysandro, que por costumbre solía sentarse con Castiel, ahora estaba sentado con... ¿Sucrette? 

¿Qué rayos le sucedía? Por lo general guardaba la distancia de todas las personas, pero ahora parecía estar completamente pegado a Sucrette. De pronto me di cuenta, ¿por qué cada vez que Castiel estaba involucrado tenía que prestar atención? ¡No era asunto mío! No quería tener nada que ver con él. Olvidé el asunto y me dediqué a mirar por la ventana que mostraba las afueras del instituto.

En un momento, el chasqueo de una lengua y un peso en el asiento de al lado me hicieron salir de mi mundo y voltear hacia mi derecha. Castiel, aún más irritado que esta mañana se encontraba sentado a mi lado.

-No te confundas. No habían más asientos disponibles - dijo mirando hacia un lado, como evitando mi mirada.

-¿Confundirme con qué? ¿Acaso crees que pensaría que somos amigos por esto? - dije con un tono de ironía en mis labios y una pequeña sonrisa.

-Eres realmente un maldito bastardo. Te partiría la cara ahora mismo, pero no vale la pena gastar mi tiempo contigo - intentó amenazarme.

-¡Ja! Que considerado - respondí con sarcasmo.

Volví mi mirada a la ventana que mostraba el paisaje de las calles y la ciudad. Mis ojos se cerraron lentamente para perder poco a poco la conciencia de todo a mi alrededor. 

Unos pequeños murmullos me hicieron recobrar la conciencia. "Está dormido, no puedo hacer nada" y un chasqueo que tanto conocía resonaron en mi mente. Me di cuenta de que estaba apoyado en algo, pero ¿en qué? 

Mis ojos se abrieron como platos y recobré en un segundo la conciencia por completo. Pensé que sería humillante para ambos si "despertaba" ahora, por lo que cerré nuevamente mis ojos esperando que no se hubiera dado cuenta de que estaba despierto.

A pesar de que lo odiaba, su hombro era muy cálido, y a pesar de que me odiaba, me dejó dormir en su hombro sin reclamar siquiera ¿Por qué me sentía tan tranquilo a su lado si lo odiaba? No conseguí ninguna respuesta.

El autobús frenó bruscamente sobresaltando a la mayoría, y entre ellos, yo. Muchos que estaban dormidos ahora se quejaban en múltiples murmullos. 

Habíamos llegado a nuestro destino y todos ya empezaban a tomar sus mochilas y levantarse para salir. Para evitar una vergüenza a ambos, giré mi vista hacia la ventana y fingí revisar las cosas en mi mochila mientras sentía mis mejillas tomar color. Por su parte, Castiel tomó su mochila y salió del autobús sin decir nada. 

Debo reconocer que me sentí aliviado de no tener que darle explicaciones estúpidas y evitarnos una situación incómoda.

Fui el último en bajar, asegurándome de que todos hubieran bajado y que las pertenencias de los demás no quedaran allí. Cuando descendí contemplé el lugar con detenimiento, pensando en lo agradable y tranquilo que se veía.

Después de un momento esperando a los alumnos de otros institutos y unas pequeñas instrucciones de la directora, comenzamos la carrera con un pequeño mapa que entregaban a uno de los que formaban el equipo.

-¡¿Por qué le entregan el mapa a él?! - reclamó como siempre.

-Porque soy más responsable que tú - dije mirándolo de reojo.

-¡Yo tendré el mapa, dámelo! - y tomó un costado de él.

-¡No! Lo vas a perder - dije molesto intentando apropiarme de él.

Sin querer ceder, ambos tiramos con fuerza el pequeño mapa, pero solo fue cuestión de tiempo para que se hiciera trizas. Nos quedamos un momento contemplando los restos de lo que antes había sido un mapa.

Mi estrés aumentó.

Con Castiel como compañero y nuestro mapa roto en un enorme bosque ¿Cómo podríamos lograr terminar la carrera de orientación? Solo el tiempo lo diría.

Te quiero... ¡Te odio! Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora