Capítulo 25

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POV Castiel

Ya pasó un tiempo desde que me confesé al delegado. Muchos creerían que nos pasaríamos todos los días acaramelados y muy enamorados, yo también lo creí, es por eso que estoy tan irritado en este momento ¿Por qué rayos está el delegado hablando y riéndose con el friki?Desde que se independizó he notado como el friki se ha acercado más al delegado y por alguna razón él lo permite. Cada vez que quiero hablar con él, está con el friki adicto a los videojuegos, ya no lo soporto. 

Hoy supuestamente llegará una alumna nueva, para mi ese asunto es totalmente irrelevante, lo único que quiero es pasar el tiempo con el delegado. En el salón de clases todos observaban con curiosidad a la chica nueva que entraba a la habitación, en un rincón y sin notarla, mi mirada estaba fija en el delegado, que a su vez estaba ordenando unos papeles, seguramente de la sala de delegados. El profesor entró y todos se sentaron para sacar sus cuadernos, "es hora de dormir" pensé, pero la mitad de la clase la dedicaron a presentar y conocer a la alumna nueva, intenté no prestar atención hasta que oí a Nathaniel hablar.

-¿Has viajado mucho? - abrí mis ojos, parecía bastante interesado en el tema. Me estaba irritando cada vez más ¿Por qué le interesaba la chica nueva?

-Sí, he viajado mucho desde que era pequeña - el resto no lo escuché o más bien no quise escucharlo. Cerré mis ojos y me dediqué a dormir.

Cuando desperté había sonado la campana y Nath ya no estaba. Seguro estaba en la sala de delegados como siempre. Me dirigí al lugar y como de costumbre me senté en la silla apoyando los pies sobre el escritorio. Al sentir como una puerta se abría creí que era el delegado, pero al voltear me llevé una decepción.

-¿Castiel...qué haces aquí? - Melody parecía algo molesta con mi presencia.

-Vine a ver a Nath. - sonreí recalcando mi voz en el apodo. Ella me miró algo asustada, aunque sobre todo enojada.

-Sabes, no creo que debas venir más aquí. - estuve a punto de reclamarle, pero no me dejó decir una sola palabra más. - Nathaniel podría tener problemas por tu causa.

-¿De qué estás hablando? ¿Por qué no reconoces que estás resentida por el hecho de que Nath te rechazó? - sonreí.

-No sé de que me hablas. - evito el tema por completo. - Nathaniel no necesita que estés cerca, solo le traerá consecuencias a su imagen. - y con esto salió de la sala.

¡¿Pero quién se cree que es?! Estaba furioso, pero en el fondo sentía que tenía parte de razón. Salí de la sala y me fui al sótano a fumar. Era lo único que me relajaba en momentos como este. Un ruido de puerta abriéndose hizo que apagara el cigarro en seguida e intentara disipar el humo, al ver quien era me relajé.

-No me asustes así, delegado. - sonreí, estaba feliz de verlo aunque no lo dijera.

-¿Fumando a escondidas? ¿Qué te pasa, estás estresado? - se burló.

-Un poco... - reconocí. Preocupado se acercó a mí y se sentó a mi lado.

-Pareces cansado, ¿estás bien? - no lo demostraba, pero era feliz cuando se preocupaba por mí.

-No lo estoy... Necesito un tratamiento para soportar la estupidez. - apoyé mi cabeza en su hombro.

-No exageres. - me miró como si estuviera bromeando, y aunque en parte si lo estaba, también era cierto.

Ambos cerramos los ojos, disfrutando de la tranquilidad del momento. Lentamente uno de mis brazos rodeó su cuello, al parecer no esperaba esto, ya que abrió sus ojos con sorpresa. 

-Delegado. - susurré en su oído.

 -E-estas muy cerca. - intentó alejarse sin resultados.

-Quiero estar aun más cerca. - me acerqué lo suficiente para que pudieramos besarnos... o al menos eso era lo que quería, sin embargo se alejó de mi y se paró. 

Te quiero... ¡Te odio! Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora