Capítulo 27

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POV Castiel

El famoso y molesto día de la jornada de arte es hoy. Por lo general lo que haga el instituto no me interesa en lo más mínimo, sin embargo, no se si es por la influencia de cierto delegado o por mi interés genuino por el arte y la música que me siento de alguna forma entusiasmado con la idea. No logré encontrar una excusa para evitar que mis padres vinieran, aunque creo que en este momento no es lo que más me importa, sobre todo porque mi principal misión de hoy es intentar pasar un poco de tiempo con Nathaniel.

En cuanto entré en el instituto me di cuenta de que todos estaban trabajando para dejar todo listo para la jornada. Al solo notarlo intenté escapar hacia el sótano, mi lugar preferido para estar tranquilo, para mi sorpresa el lugar estaba abarrotado de bolsas con al parecer comida y cajas grandes. Fue en ese momento en que supe que no podría estar en paz en todo el día. Entré en una de las aulas con la esperanza de que nadie viniera, creí que podría pasar el día así, en tranquilidad. En unos cuantos minutos recordé que quería estar con el delegado y alabé mi estupidez, sabía perfectamente que estaría ayudando, tal vez en la sala de delegados con el papeleo o podría también estar ayudando en la organización de la jornada, crucé mis dedos para que fuera lo primero y me dirigí a la sala de delegados.

Antes de entrar, escuché la voz de la directora y chasqueé mi lengua rodeando mis ojos ¿Qué es lo que querrá ahora de Nathaniel? ¿No le bastaba con dejar que haga casi todo el trabajo por ella? Con irritación intenté entrar a la habitación sin pensar en las consecuencias, solo me detuvo el tema que ambos estaban tratando, aunque solo lo saqué por contexto. Al parecer hablaban sobre su padre, algo que era tabú para mí, sentía que decir algo de eso haría sentir incómodo al delegado y no quería que eso afectara el ambiente entre nosotros. Me quedé unos momentos de pie con la mano en la cerradura de la puerta sin saber si quedarme o desaparecer de ahí. Sin darme cuenta escuché la mayoría de la conversación final, después salió la directora y tuve que fingir demencia caminando por el pasillo, la vieja parecía afectada por la conversación a pesar de que según lo que escuché su padre no asistiría.

Dudé de entrar en la sala luego de esa conversación, pero al pensar en el delegado no me importó mucho eso. Cuando abrí la puerta Nathaniel estaba, como siempre, concentrado en los papeles y sin alzar la mirada. Parecía concentrado, por alguna razón noté que no estaba centrado específicamente en los documentos, estaba sumergido en sus pensamientos como si recordara algo, no me cuestioné y estiré mi mano para golpearlo suavemente en el rostro, haciendo que se sobresaltara.

-¡¿Qué rayos... - intentó reclamar, pero se detuvo al alzar la vista y notar que era yo. - ¿Cuando entraste? - parecía sorprendido de verme.

-Hace unos minutos. Estabas tan embobado que fue inevitable hacerlo. - sonreí de forma burlona.

-Ah...ya veo. Lo siento, estaba pensando en otra cosa. - no cambió de expresión, aún pensaba en algo.

-No quería preguntar, pero si no te desahogas jamás dejarás de pensar en eso en todo el día y no quiero estar al lado de un zombie. - mientras me sentaba apoyando mis pies en el escritorio como de costumbre noté como se relajaba y por un momento esbozó una pequeña sonrisa.

-Solo pensaba en cuanto me estresaba antes con estas actividades al saber que mi padre vendría y deseaba siempre que no pudiera venir. - hizo una pausa, su expresión decía que estaba algo triste. - Y ahora...él no puede venir, pero eso no me hace sentir bien, al contrario, me siento culpable porque sé que Ámber quisiera que viniera. - antes de que siguiera lo interrumpí.

-¡No digas tonterías! Si él está en esta situación es porque se lo buscó, además siempre que venía solo lo hacía para criticarte. - tomé su mano en señal de apoyo, solo sonrió un poco mientras notaba como todavía tenía un poco de tristeza en su rostro.

-Tienes razón. Soy un idiota por preocuparme tanto por esas cosas. - rió un poco y nuestra conversación sobre el tema no siguió.

Después de esa pequeña conversación cambiamos de tema y acordamos que no nos veríamos hasta la supuesta proyección del taller de vídeo ya que él estaría ocupado con su madre y su hermana y yo también lo estaría intentando escapar de mis padres. 

En el transcurso del día no pasó nada muy interesante, solo pude notar que Lysandro actuaba extraño, bueno, más extraño de lo normal. Sabía que no le gustaba que se metieran en sus cosas por lo que no le pregunté nada, aun así sabía que algo le pasaba. Sin darme cuenta el momento de exponer la proyección había llegado y les pidieron a los alumnos encargarse de buscar las sillas, algo extremadamente conveniente para nosotros. 

Nos dirigimos al gimnasio a buscar las sillas y aproveché ese momento para ir a la sala de delegados. No habíamos acordado un lugar fijo, pero sabía que ese sería nuestro lugar de encuentro ya que la mayoría de las veces era el lugar que ocupábamos para pasar tiempo juntos.

Afuera de la sala curiosamente ambos nos encontramos, provocando que soltáramos una pequeña sonrisa. Al entrar me senté, a propósito, al lado del delegado, algo inesperado para él ya que en general siempre me sentaba al frente de él.

-¿Y qué quisieras hacer en esta habitación tan pequeña los dos solos? - sonreía mientras le susurraba en el oído.

-Castiel...estamos en el instituto, hay unas cien personas y sobre todo estamos en la sala de delegados. - no pareció surtir el efecto que esperaba ya que me miraba como si hubiera dicho una tontería.

-¿Eso quiere decir que si fuera en mi casa y estuviéramos solos aceptarías? - sonreí mientras lo abrazaba.

-¿Eh? ¿Q-qué dices? ¡No! - entró en pánico y parecía avergonzado, desviaba la mirada de mí y estaba sonrojado.

-Tranquilo, solo estaba bromeando. - acerqué nuestros rostros para darle un pequeño beso en los labios. Solo cerró los ojos algo nervioso.

Continuamos besándonos subiendo poco a poco la intensidad hasta que intenté meter mi lengua.

-¡¿Q-qué haces?! - se apartó de mí un poco avergonzado.

-Vamos, no es para tanto. - me acerqué a él. - Solo déjate llevar.

-...No quiero. - se alejaba cada vez que intentaba acercarme. 

-No es nada de otro mundo, deberías relajarte. - sonreí abrazándolo para evitar que se alejara más de mí.

Al principio parecía reticente a la idea, pero con un poco de insistencia logré que accediera. Estábamos dejándonos llevar y la atmósfera se sentía realmente bien para intentar otro movimiento, pero al intentar levantar su camiseta me detuvo de inmediato, luego dio la excusa de que debíamos volver. Estaba algo frustrado, sabía que no tenía que presionarlo y no lo haría, sin embargo seguía sin poder resistir querer llegar un paso más allá.

La jornada de arte estaba llegando a su fin y creí que no terminaría con nada interesante hasta ver a Lysandro discutir con Nina, estaba sorprendido, nunca lo había visto tan enojado. Me quedé cerca para observar que sucedía, algo que no haría si no fuera mi amigo. Noté que algo no iba bien cuando la fanática de Lysandro se echó a correr llorando y éste se fue tras ella. 

No podía estar tranquilo por lo que los seguí, me di cuenta de que Sucrette también los había seguido. Salimos del instituto, aunque ella estaba adelante de mí obstruyéndome la vista. Se quedó congelada y el pánico parecía poseerla, sin darme cuenta me acerqué corriendo para ver como mi amigo estaba en el suelo sangrando y solo se escuchaba el sonido de un camión que se alejaba cada vez más. No podía creer lo que estaba viendo. 

Te quiero... ¡Te odio! Te amoWhere stories live. Discover now