Capítulo 12

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POV Nathaniel

El concierto es en una semana y los preparativos están avanzando bastante rápido. Ya había un escenario, el cual instalé junto a Melody, y la batería que Kim nos había prestado para el concierto. También había una pequeña barra de metal y una cortina colgada de ella que, creo servía de vestuario.

Los ensayos con el "grupo" ya iban a comenzar, todos habían llegado temprano para practicar y sabía que quien más tendría que hacerlo sería yo ya que no podría soportar que el concierto saliera mal por mi culpa. 

Al aprender a tocar la batería me sentía de alguna forma liberado. Siempre quise aprender a tocar un instrumento, pero nunca me atreví a desafiar a mis padres, era muy cobarde para hacerlo. 

Mientras practicábamos, tuve una pequeña idea para molestar a Castiel. Parecía tan concentrado en tocar su guitarra que quise irritarlo, de alguna forma el verlo tan tranquilo y concentrado me hacía querer molestarlo. A pesar de que sabía que el hacerlo me traería problemas no pude evitarlo. Fingí tocar con mucha fuerza la batería, agarrando las baquetas suavemente, intentando que una de ellas cayera en su dirección.

Efectivamente, una de ellas voló por los aires y se dirigió directamente a la cabeza de Castiel quien no se había dado cuenta de nada, hasta sentir la baqueta golpeando su cara. Al sentir el golpe, se dio cuenta de lo que había pasado y miró fijamente en la dirección en que yo estaba. Se paró inmediatamente e intentó golpearme mientras Lysandro e Iris intentaban calmarlo, por mi parte no podía aguantar la risa. Al escuchar los gritos de Castiel, Sucrette bajó algo preocupada por lo que había sucedido, pero al escucharlo no pudo hacer más que voltear a verme de una manera algo extraña, como si nunca hubiera esperado que yo hiciera algo como eso. 

Castiel no se calmaba, por lo que todos decidimos tomar un descanso. Estaba saliendo del sótano cuando una revista llamó mi atención, era de el grupo que más odiaba en la vida, donde la protagonista, como siempre, era esa mujer manipuladora que actuaba como una estrella. Cuando vi que era de hace meses y estaba tan desgastada y vieja, pude saber a quien pertenecía.

-¿Eres un idiota? - no pude evitar pronunciar esas palabras mientras sentía un pequeño dolor en mi pecho.

El tan solo recordar lo que sucedió en ese momento me dolía, pensé que ya lo había superado, pero ahora es cuando me doy cuenta de que no es así. Intenté olvidar todo de ese incidente, intenté bloquearlo por completo, sin embargo no funcionó.

Sin darme cuenta, me había quedado en el sótano mucho tiempo. Antes de que Sucrette u otra persona viniera a regañarme por mi comportamiento, salí del sótano y fui directamente a la sala de delegados a terminar con el papeleo que tenía pendiente. Después teníamos las clases y luego otra vez las prácticas, era bastante complicado ya que también tenía que encargarme de la organización del evento y sumando el trabajo de delegado, hacía que no tuviera tiempo ni para comer.

La semana era bastante agitada, habíamos llegado al día Jueves y ya no podía más. Mi cuerpo y mente estaban exhaustos, tanto que llegué antes al instituto y al estar en el sótano, me derrumbé completamente en el suelo. El estrés que tenía no solo se limitaba al instituto, ayer en casa cometí un error al poner los cubiertos y eso me costó caro, en la noche me llamó para golpearme otra vez y ahora mis costillas sufren las consecuencias. Cerré mis ojos y sentí que podía relajarme por fin después de mucho tiempo, hasta que un ruido en la puerta del sótano me hizo olvidar esa idea. No tenía deseos de moverme por lo que fingí que estaba dormido, esperando averiguar quien había entrado al lugar.

-Tsk...¿El delegado ya está aquí? Que mala suerte - su voz y su forma de hablar me aclararon todas las dudas sobre quien era.

-No creas que para mi es un agrado tenerte acá - pensé, aunque no lo dije en voz alta.

Te quiero... ¡Te odio! Te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora