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— Estoy cansado de tus estupideces, y de tu maldita gata.- vociferó Damien.

Tweek mantenía la vista baja ante la reprimenda de su amigo. La mayoría de los demonios se habían ido ya. Sólo quedaba Damien, Cayetano, y Tweek. El trío de amigos más temido en el inframundo. Bueno, no, en realidad no. Lo serían de no ser por Cayetano, que era una especie de chico popular, no había una sola alma a la que no le robara el corazón con tan sólo una mirada. Literalmente. El chico tenía su historia turbia.

— Sabes que Boris ataca cuando un humano tiene la plaga.- rezongó.

— Y es de gran ayuda, pero el problema es que atacó en medio de una multitud.- dijo Cayetano, quien jugaba con la gata.

Ella por su parte ronroneaba y se restregaba contra el chico en busca de más afecto, Tweek la miró con molestia porque no era justo que lo regañaran a él muestran ella estaba ahí disfrutando de las caricias en su lomo.

— Debo agradecer que tuvo un poco de prudencia y no lo devoró frente al resto de humanos.- gruñó Damien. Tweek frunció el entrecejo.

— Si no le dejaran todo el trabajo a ella probablemente sería más fácil.

Y entonces Damien explotó. — Debo recordarte que todo esto es culpa tuya, y tu gata es tu responsabilidad. Ni siquiera la necesitaríamos de nos ser por ti.- vociferó.

— Damien, basta.- repuso Cayetano en tono molesto.

Tweek apretó la mandíbula con fuerza. No necesitaba que le dijeran ese tipo de cosas, es decir, él lo sabía perfectamente, podía darse cuenta por sí mismo. Tomó a la gata entre sus brazos y salió de ahí hecho una furia.

Podía escuchar como Damien le gritaba para que volviese. No iba a hacerlo, tenía el orgullo tan herido que no se atrevía a volver, sólo quería ir con Craig. El aire se le escapó de golpe, había olvidado por completo a Craig desde que dejó de sentir su presencia vagando dentro de su mente. Es probable que haya visto aquella grotesca escena.

— Lo que me faltaba, generarle un trauma de por vida al humano inútil.- se dijo.

Le gustaría que algún ente supremo le dijera cuando dejaría de hacer la cosas mal; cuando, por una vez en su vida, le saldría todo correctamente. Tweek era una bolsa de errores, y lo sabía. Ni siquiera estaba cien por ciento seguro de porqué no lo habían desterrado aún.

Era su culpa que existiera la plaga, aquél virus altamente contagioso que era capaz de brincar entre dimensiones infectando al primer humano que se le cruzara por el frente. Era su culpa que Boris no supiera diferenciar cuando la plaga ya había escapado de ese humano, y por tanto no pudiera controlar sus impulsos y terminara acabando con la vida de aquellas personas. Y si ahora le generaba alguna complicación al primer y único humano que había logrado invocarlo no dejaría de sentirse una porquería por el resto de la eternidad.

Quisiera ser como Cayetano, que era el demonio encargado de alterar los destinos de las almas, por lo tanto todos le querían. Claro, era por interés, pero al menos le querían. O como Damien, el heredero del inframundo. En sí, preferiría ser cualquier demonio mientras fuera capaz de librarse de sí mismo.

Al abrir la puerta de su casa un nudo se formó en su estomago. Craig estaba tirado en el piso rodeado de vomito, y posiblemente inconsciente.

Aguantando la respiración lo llevó hasta el cuarto del baño para deshacerse de las prendas manchadas. Sería mejor que se diera un baño, tenía vomito incluso en el cabello. Aunque claro, para que pudiera bañarse tendría que despertarlo, y antes de eso debía encargarse de borrar cualquier escena traumatica que pudiera afectarle a corto o largo plazo.

Así que vago por la mente de Craig, eliminando por casi completo la imagen de Boris atacando a aquel humano. Bueno, decir que la había eliminado era exagerar. Simplemente cambió la manera en la que la mente de Craig había asimilado las cosas, es decir, ahora en lugar de un recuerdo espantoso era una inofensiva pesadilla. Una que su mente iría borrando poco a poco.

Sentía una punzada de culpa atravesarle el cráneo. Si no podía hacer algo tan sencillo como cuidar de un humano ¿Como esperaba mejorar?
Soltó un suspiro lleno de impotencia.

Craig despertó de a poco, con el desconcierto y la confusión marcados en la cara. Tweek no dijo nada, esperó hasta que el chico hiciera su primer comentario. Más que nada para asegurarse de haber hecho su trabajo correctamente.

— Tweek, ¿Por qué estoy en tu baño sin ropa?- preguntó con molestia.

— Vomitaste mi piso.- replicó.

— Habrá sido culpa tuya.- dijo mirando a su alrededor.

Tweek no dijo nada, porque la acusación era verdad, sólo rodó los ojos y salió de ahí para limpiar el desastre que había quedado, supuso que él sentido común de Craig le diría que hacer. Mientras limpiaba Boris lo miraba fijamente, echada sobre la mesa de centro. Aún recuerda cuando la creo, estaba demasiado feliz porque al fin iba a tener a alguien que le acompañara por la noches, alguien que lograra distraerlo del caos que era.

— Debes tener más cuidado la próxima vez.- le dijo. Ella maulló.- No quisiera que algún día Damien esté de muy mal humor y te tire al abismo.

La gata cerró los ojos con lentitud. Tweek suspiró, pudo haber creado a un felino más adorable y obediente. Pero la gracia de Boris era nunca saber cómo iba a reaccionar.

Al terminar de limpiar la gata bajó de la mesa para restregarse en la pierna de Tweek. Él, sonriendo, se inclinó hasta quedar a su nivel y le acarició entre las orejas. Se detuvo al escuchar como la puerta del baño se abría.

— ¿Que se supone que me ponga?

Tweek rodó los ojos, los humanos eran unos quejones, siempre haciendo drama de todo.

— Espera, ya vuelvo.- dijo, se transportó a la habitación de Craig.

Todo estaba exactamente igual a como lo habían dejado cuando se fueron. Incluso la mascota estaba quieta, como estática. Tenía que devolver a Craig pronto.

Volvió a su casa, le tendió la ropa a Craig, él lo miró sin decir nada y cerró la puerta para cambiarse. Tweek se fue a la cocina, ya que estaba ahí aprovecharía para limpiar.

La gata lo seguía de cerca. Tweek no entendía que le pasaba, por lo general ella tendía a quedarse en un sitio echada sin hacerle caso. Aún así, cada tanto la acariciaba el lomo o la barbilla.

Sintió los pasos de Craig acercarse, se detuvieron en la entrada de la cocina. Tweek se giró para mirarlo, y en seguida sintió un golpe de culpa. El chico miraba a la gata con miedo e incomodidad.

— ¿Que sucede?- se atrevió a preguntar.

— No lo sé, nunca le he tenido miedo a los gatos. Es decir, no me gustan, pero ahí quedaba la cosa. Jamás sentí algo así.- admitió.

Tweek suspiró, salió de la cocina con la gata detrás de él, Craig retrocedió por impulso.

— Vamos, te llevaré a casa.- le dijo.

Puso un hombro encima de él para transportarlos a ambos. Ya volvería más tarde a terminar la limpieza.

Craig se había quedado dormido por el cambio de gravedades, así que lo recostó sobre su cama y regresó a inframundo, esta vez cuidando de no llevarlo consigo.

Alma Brillante ~Creek~Where stories live. Discover now