6.-

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En el anterior se terminaron los recuerdos. Luego si se me ocurre otra cosa hago más, por lo pronto volvemos a la actualidad.
————

Craig.

Los humanos siempre han tenido una idea pésima sobre los demonios, los catalogan a todos como monstruos atroces cuyo único propósito es destruir todo aquello que les rodea. Craig siempre lo había escuchado en todas partes, y siempre había decidido mantenerse al margen, después de todo no era algo que realmente le importara. Siempre había tenido otras cosas por las cuales preocuparse, cosas que de cierta manera atraían su atención más que ponerse a escuchar historia (probablemente falsas) de personas que aseguraban haber estado en contacto con demonios, describiendolos como seres horrendos con más de dos metros de altura, con la piel de color rojo las orejas puntiagudas, los pies -que cambiaban dependiendo de la historia y la conveniencia de la persona- y sin un alma que les permitiera conocer el bien.

Alzó la vista para mirar a Tweek quien volaba por encima de su cabeza mirando todo como si necesitara dejarlo bien grabado para no perderse. Recordó que era algo que él hacía cuando era pequeño e intentaba gravarse el camino de vuelta a casa por si algún día se perdía, aún cuando sabía que jamás pasaría porque desde su operación sus padres no le quitaban la vista de encima. Se preguntó ¿Qué pensaría alguien si se encontrara con Tweek? Es decir, no era especialmente terrorífico, causaba mucha admiración, eso no había manera de negarlo, pero no lo creía capaz de asustar a alguien. Por lo menos no con su apariencia.

Algo que tampoco era difícil olvidar era su actitud. Si Craig tuviera que describirlo las palabras que usaría serían: egocentrico, sarcastico, mimado, holgazán, infantil, grosero, inflexible, pedante, malo (de verdad, malo), irritable, impaciente, cruel, burlón y extremadamente berrinchudo. Pero a veces, en muy raras y contadas ocasiones, podía ser realmente amable. Y si lo pensaba mucho, realmente jamás lo había visto enojado. Lo había visto frustrado muchas veces, pero nunca realmente enojado, y de alguna manera presentía que era mejor no saberlo.

Vio a Tweek hacer un gesto de asco al ver un cachorro y aun niño jugando frente a una casa.

— ¿No te gustan?- le preguntó. Tweek lo miró por un segundo.

— La verdad es que prefiero los gatos.- repuso.

— Me refería al niño.- explicó.

— Oh.- Tweek se detuvo a observar al niño, quien corría y reía al ver que el perro lo seguía. Craig fingió revisar algo en su celular mientras tanto.- Me da un poco de lástima.- Dijo retomando su vuelo.- Prefiero no mirarlos. Así no pienso en lo idiotas que se convertirán cuando sean grandes.

Craig apretó los labios para reprimir su gesto de sorpresa. Sintió un tic en el ojo izquierdo por la contracción tan repentina. Guardó su celular en el bolsillo trasero de sus jeans, suspiró profundo y retomó la marcha.

— No todos los humanos son idiotas.- Replicó mirando las grandes alas del demonio.- Tweek se giró y continuó volando hacia atrás. Su cara estaba adornada por una mueca burlona.

— ¿No? ¿Estás seguro?

— ¡Sí! No sé porqué piensas así, pero estoy cien porciento seguro de que los humanos son mucho mejor de lo que crees.

La sonrisa burlona de Tweek se ensanchó. Craig frunció ligeramente el entrecejo.

— Todos ustedes son iguales. Viven una miseria de tiempo y ese tiempo lo emplean en cosas estúpidas como tratar de sanar su neurótico complejo de  inferioridad porque desde infantes les dicen que hay un ser mucho mejor que ustedes, uno al que nunca van a poder vencer. Entonces lo idolatran sin razones y toda su vida gira en torno a eso, queriendo o no. Al final cuando van a morir lo único que les queda es lamentarse por cosas que quisieron hacer pero no pudieron, porque no les dedicaron tiempo. Siempre es lo mismo.

Alma Brillante ~Creek~Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα