Recuerdo 3

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Si ven algún error de ortografía o gramática me avisan, y lo corrijo, por favor.

Tweek.

Sentía frío, mucho frío. Ni siquiera podía recordar desde hace cuando tiempo había estado ahí dentro, pero el sol se había ido hacía rato, aquel verde que tanto amaba había desaparecido dejando que el azul oscuro se tragara la esperanza de que alguien volviera por él. La amenaza de un nuevo sollozo sacudió su cuerpo, se envolvió con sus propios brazos y sus alas formaron un caparazón protector sobre él cuando una nueva corriente de aire llegó desde arriba. Estaba atrapado en un hoyo, ni siquiera era un hoyo tan profundo, y en otras circunstancias habría podido salir volando con facilidad, lo intentó un par de ocasiones, hasta que la cadena que tenía atada al tobillo comenzó a rozar su piel dejando una marca de carne al rojo vivo. Había sido un intento estúpido de escapar y gracias a eso con cada ligero movimiento un dolor intenso subía por su pierna hasta su estómago y la bilis se hacía presente en su garganta quemando la suave piel. Deseó con todas sus fuerzas volver el tiempo atrás, deseo nunca haber desobedecido.

Nunca pensó que le harían esto a él. Un castigo de adulto para un niño de seis años. Otro sollozó lo sacudió. LLevaba toda la tarde maldiciendo su propio nombre, recordando lo estúpido que había sido, que era.  Recordando que nada de esto hubiera pasado si él tan sólo hubiera obedecido, pero quería sentirse grande, quería que lo admiraran por entrar a la sala de juntas junto a los otros demonios con especialidades, quería, deseaba tanto ser necesitado.

Había fantaseado con ese momento miles de veces en su cabeza: en su fantasía él entraba por la puerta y sus mejores amigos le habían reservado una silla, siempre pensando en él, una silla que de ahora en adelante sería sólo suya y la ocuparía en cada junta, ahora sería parte de los demonios de mayor rango, ellos encontrarían un uso para su poder, lo adorarían, lo aceptarían como un discípulo, y le ofrecerían las galletas especiales que Belfegor cocinaba sólo para ellos. Y él se sentiría tan bien, tan poderoso cuando lo reconocieran por los pasillos, cuando los demás demonios lo adorarán por ser el demonio más joven perteneciente al rango mayor, sería tan admirado. Cualquiera estaría a su servicio, cualquiera se desfallecería con tal de complacerlo. A él, al demonio de su edad más poderoso de todo el inframundo.

Que idiota era.  Debió desistir la primera vez que entró y Lucifer, aunque furioso, con paciencia le dijo que esperara en el pasillo y lo atenderían más tarde, le dijo que no podía estar ahí, que estaban tratando asuntos importantes que a él no le concernían, y debió hacer caso. Debió haber dado la media vuelta, dejar su pensamiento obstinado y preguntarle a Damien si podía estar en la siguiente junta. Pero él había cerrado la puerta, esperó impacientemente diez segundos y volvió a abrir la puerta. Aún tenía el recuerdo tan fresco en su memoria, tampoco es que haya pasado mucho tiempo desde entonces.

"¡Te dije que esperaras fuera!" había gruñido Lucifer. Antes de poder siquiera asustarse sus piernas se enredaron en ellas mismas, tontas piernas traicioneras. Lucifer se acercó dando zancadas grandes y amenazantes, recordaba cómo el piso retumbaba bajo Tweek a cada paso que el gran demonio daba. La mano de Lucifer se deslizó por la mandíbula de su dulce carita y lo sujetó con más fuerza de la necesaria para obligarlo a que lo viera a los ojos; los ojos del pequeño se volvieron borrosos por las lágrimas de terror al tener enfrente el hermoso rostro de Lucifer deformado por la ira. Por el rabillo del ojo vio una mano posarse en el hombro del precioso demonio frente a él.

– Lu, es sólo un pequeño.- Había escuchado decir a Satanás. Y recuerda que por un momento su miedo disminuyó, aunque fuera sólo un poco.

Abrahel se había acercado a ellos volando desde el otro lado de la habitación, le dió una palmada a la mano de Lucifer para que lo soltara y lo había tomado en sus brazos  acunandolo contra su pecho. Sus cuatro ojos miraban al pequeño con compasión. Ella también era hermosa, con su cabello blanco y su piel suavemente rosa y tersa, con sus orejas puntiagudas adornadas de joyas preciosas que sólo le sumaban belleza.
Lucifer, más enfurecido que antes, se giró hacia Damien y Cayetano.

Alma Brillante ~Creek~حيث تعيش القصص. اكتشف الآن