Alma Brillante ~Creek~

11.-

Tweek.

Cuando regresó a la dimensión de los humanos Craig no estaba en su habitación, y él no podía, ni quería realmente, salir de la casa. Agradeció poder tener un poco de tiempo para él mismo, para pensar en qué era lo que quería hacer. Su sentido común le decía que Craig no necesitaba conocerlo y él no necesitaba conocer a Craig. Y realmente quería creer eso. Pero no era sólo que lo necesitara, lo anhelaba, y lo anhelaba con tanto capricho como se anhela el aire cuando corres hasta no poder más, o como anhelaba la comida después de pasar más de doce horas sin probar bocado. Deseaba conocer a Craig tanto como desearía no estar pasando por esta situación. O quizá tanto como deseaba entender sus sentimientos.

Tweek había llorando una infinidad de ocasiones y cuando lo hacía se sentía tan relajado y tranquilo que generalmente se quedaba dormido, pero esta vez... había algo diferente en su último llanto; comenzando porque él jamás había llorado por otro ser, ni siquiera por Boris (claro que Boris nunca se había involucrado en una situación que terminara en un llanto). Lo segundo era que, por lo general,  él comprendía con facilidad por qué estaba llorando. Tendía a ser muy reflexivo; pero por más vueltas que le diera al asunto no comprendía porque la idea de alejarse de Craig lo podía tan triste.

No había compartido un tiempo particularmente largo con el humano, y durante el tiempo que pasó en el inframundo ni siquiera lo había extrañado, no había necesitado su compañía y estaba seguro de que podría pasar más tiempo sin saber nada de él, entonces ¿por qué? ¿por qué la idea de alejarse para siempre lo hacía sentir tan vacío? Era como si Craig tuviera algo que lo atraía hacia él y le hacía imposible separarse. ¿o no era eso? ¿y si solamente era un capricho suyo?

Hizo desaparecer sus alas y cuernos, se recostó en el piso de la habitación, estaba comenzando a sentirse bastante frustrado con toda esta situación, ni siquiera tenía sentido quedarse ahí. Incluso estando acostado podía sentir como la gravedad del lugar parecía absorberlo al núcleo del planeta, después de tanto tiempo seguía sin poder acostumbrarse a esta gravedad. Aún sentía el mareo extraño que recordaba haber sentido cuando Craig lo invocó y apareció en aquel cementerio.

Justo ahora no estaba de humor para preocuparse de eso, así que sólo se dejó llevar. Inhaló profundo, sintió un picor en la nariz por el exceso de oxígeno, lo retuvo durante unos segundos para después dejarlo salir lentamente, cerrando sus ojos fue consciente de su pecho subiendo y bajando al ritmo de su respiración volviéndose un vaivén relajante que le hizo sentir la cabeza pesada por el sueño. Poco a poco dejó de ser consciente de la gravedad que lo atraía a la Tierra con tanta desesperación.

Una llovizna repentina fue lo que lo distrajo de su relajación, se levantó deprisa y su cuerpo no dudó en tomar represalias, sintió un pequeño mareo que le volvió la vista borrosa durante algunos segundos. Se acercó a la ventana, podía apreciar el cielo de color grisáceo que se extendía glorioso y amenazante más allá de lo que su vista era capaz de percibir, de él caían gotas formando una cortina de agua traslúcida.  Si se concentraba lo suficiente podía notar incluso la dirección en la que viajaba el agua; un rayo iluminó la lejanía, el cielo rugió con tal fuerza que las ventanas vibraron como si intentara darle pelea. Tweek sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, sonrió con emoción. Lo hacía sentir emocionado pensar que algo algo tan bello como la luz podría llegar a ser tan intimidante y letal.

Tres humanos, seguramente menores que Craig, pasaron corriendo por la acera frente a la casa del humano. Una sonrisa macabra se formó en sus labios al imaginar lo gracioso que sería lanzarle un rayo a uno de ellos; quizá podría lanzárselo a los tres. Sin embargo ellos desaparecieron de su campo visual antes de que pudiera decidir si merecían vivir los tres o solo uno correría con la suerte de enfrentarse a tan desafortunado evento, suspiró haciendo un puchero.