Skin | Abeshiya

027 ; aquel mar congelado que es tibio

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Hanae observaba desde la ventana como el sol irradiaba brillantemente el mundo, haciendo que todo fuera tan claro y sencillo de percibir. El mundo era sin duda alguna hermoso cuando el sol brillaba. El calor era algo inevitable en días como este, sin embargo, en este día en especial se ha dedicado a mirar el sol y todo lo que este iluminaba desde la gran vista de la ventana de su salón de clases. 

Cada vez que miraba al sol sentía como si mirara a Haruitsuki

Su personalidad está muy lejos de llegar a ser parecida al sol, aunque para mí es cálido, normalmente relacionan a Haruitsuki con algo frío y azul; como el mar congelado.

Sin embargo solo puedo pensar en él en el momento en que veo el sol resplandecer. Sus ojos son brillantes y dorados como el sol, me transmite calidez y sobre todo hace de mis días más sencillos de visualizar. 

Haruitsuki duerme en el puesto frente a mi con mechones cayendo sobre su rostro y con el sol sobre su piel. Tan brillante como el oro y tan tranquilo como el océano.

Pongo mis pies firmes sobre el suelo y muevo mi silla frente a él, me siento cuidadoso y cubro con la palma de mi mano el sol sobre sus párpados.

Observo al sol; al mío que siempre me acompaña.

El mar congelado está lleno de hielo y es tan azul que me da tristeza, es tan difícil vivir en él porque es frío como la nieve. Pero de alguna forma hay especies que solo pueden vivir en el. Es por eso que, de alguna forma, el mar congelado es tan cálido como un hogar. 

El clima perfecto no es aquel donde no sudes o tiembles, sino ese que te hace sentir bien. 

Tal vez, Haruitsuki era más un mar congelado que un sol, pero era tan cálido como esa masa de fuego. Una estrella tan grande que todos pueden ver y nadie puede tocar, pero que es tan necesaria para vivir.

- El sol está brillando demasiado - Susurró Itsuki abriendo lentamente sus ojos.

- Y el mar de hielo está tibio como un hogar - Respondió Hanae observándolo reincorporarse.

- ¿El mar de hielo tibio? - Preguntó el mayor arreglando su cabello - ¿Siquiera existe?

- ¡Claro que sí! ¡Lo he presenciado muchas veces! - Respondió sonriente - Incluso puedes tocarlo...

- No hay tal cosa, ni siquiera en el inframundo existe - Respondió soltando un risa pequeña - Creo que estás imaginando cosas. 

- Es muy real - Respondió el más pálido - Es realmente fantástico.

- El calor te está afectando la cabeza - Respondió el rubio levantándose y tomar la mano de Hanae - Salgamos, soportas menos el calor que yo.

Sonriendo, Hanae asintió y se fue

- ¿Ves? Te dije que era cálido. - Susurró, caminando de la mano con aquel mar congelado que era tan tibio como un tenue rayo del sol.

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LOS EXTRAÑÉ!