029 ; bellis en la nieve

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La primera nevada solo significaba que la navidad se acercaba, las noches eran más frías pero más brillantes que nunca. El joven pelinegro caminaba sonriente por las tiendas comprando muchas cosas brillantes y decoraciones.

Porque esta sería la primera navidad que pasaría con Haruitsuki como su pareja. 

Hanae prometió hacer dentro de la Mononokean una pequeña sala navideña, la Mononokean jamás había podido conocer la navidad así que el pálido chico le prometió mostrarle la hermosa felicidad.

Ashiya Hanae, nació cerca de la primera nevada. Su cumpleaños fue hace tan solo unos días y ahora tan pronto celebraría otra vez.

Cuando Hanae volvía a casa, divisó a penas un brillo proveniente de allí, temeroso pero ganándole su curiosidad se acercó al lugar observando una flor tan pequeña como su pulgar que nacía de a penas un trozo de tierra debido al asfalto desgastado allí.

Normalmente, las flores de invierno se encuentran en lugares extravagantes como los parques, sin embargo esta pequeña flor había nacido en un lugar tan oculto que Hanae se preguntó como llegó a verla realmente.

El joven de ojos azules fue a su casa, dejó las cosas que había comprado y volvió al mismo lugar de antes, con una pequeña maceta con tierra en donde con mucho cuidado trasplantó aquella flor. 

Hanae cuidó de ella, con mucho amor y cuidado. Cuando la encontró esta parecía que moriría por la falta de nutrientes en ese lugar, sin embargo Hanae se siente feliz de haberla encontrado.

La vida de las flores a veces es tomada a la ligera. 

¿Qué hay de diferente entre una flor y una persona? ¿Salvar personas te hace más valorado que salvar una planta? 

Las plantas no discuten, pelean o hacen daño. Pero por alguna razón siempre son heridas.

Las flores pasan frío igual que las personas, ellas no se quejan y simplemente mueren.

Son tan calladas y hermosas, que aceptan su muerte sin decir más.

El de ojos azules tomó su nueva amiga, la pequeña flor de nieve, y la llevó el día de navidad adentro de la Mononokean.

- Haruitsuki, te obsequio mi flor. - Le dijo el menor al rubio al tan solo llegar.

El más alto, confundido, tomó la flor y agradeció al de ojos azules.

- ¿Qué clase de flor es esta? - Preguntó el rubio sentándose en uno de los cojines en donde el menor le siguió.

- Es una bellis, aún está bebé así que debes cuidar bien de ella. Te ayudaré cuando quieras. .

- Puedo saber...- Se inclinó el rubio al de ojos marinos - ¿Por qué me la regalas?

- Dijiste que, jamás tuviste realmente apego a algún ser humano. Siempre estuviste rodeados de Youkais y poderes del inframundo...- Explicó Hanae - Sé que aún te cuesta relacionarte con las personas y es por eso que decidí darte esta flor. 

- Pero...-

- Te preguntarás ¿Por qué una flor? ¿Por qué no mejor me presentas a más personas? - Dijo con exageración - Te lo explicaré: Si puedes cuidar de una flor puedes convivir con humanos. Las flores no son muy diferentes de los humanos, necesitan atención y ser cuidadas hasta que su tiempo de vida de agote; los humanos somos igual Itsuki, los youkais viven por mucho tiempo pero las flores y los humanos realmente tenemos vidas muy cortas, por eso cuídala, hasta que el invierno pase y entonces verás como podrás sobrellevar una buena relación con los humanos.

El rubio sonrió y le dio un casto beso al menor en los labios para luego irse y poner su regalo en la repisa de la sala de la Mononokean.

- Luces algo poético hoy, de nuevo. - Le comentó Haruitsuki levantando al menor de suelo y envolviéndolo en un abrazo por la cintura. - ¿Ocurrió algo?

Hanae abrazó al más alto por el cuello y con sus narices tocándose habló - Esta bellis... estaba luchando por su cuenta en un trozo de tierra en un callejón asfaltado, nadie la vio a pesar de que su color es tan llamativo... Solo porque no puede hablar y expresarse ¿Significa que no siente? ¿Que no se siente sola y triste en ese callejón de mala muerte? Los humanos... a veces realmente no somos humanos. Eso me pone triste y me da algo de coraje... Tal vez es por eso que decidiste aislarte lo más posible de los humanos incluso cuando tú eres uno... 

Haruitsuki sonrió y dándole otro corto beso le dijo - Gracias a ti, he aprendido más que suficiente. Los humanos... no son todos malos. Tú, eres esa pequeña flor que nadie ve, pero que brinda tanta belleza en el lugar donde está incluso si está oscuro. Es por eso qué cuidaré de esta flor, para ser más humano que los humanos y para estar más feliz conmigo mismo.

Aún abrazados ambos se besaron con mucho amor y tranquilidad, lento y romántico. Incluso cuando estaban siendo vistos por la Mononokean, la verguenza fue dejada de lado y solo fluyó un humo de romance que se esparcía para toda la navidad.

Para navidad, deseo que las flores y los humanos sean muy felices.

Para mi navidad, deseo que esta persona siempre sea feliz, junto a mi.



Skin | AbeshiyaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz