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Hoseok caminaba por las calles frías a las,  aparentemente,  cinco de la mañana.
La suela de sus zapatos se desgarraba al ser arrastrada por el concreto. 

A pesar de lo temprano que era,  las personas inundaban el lugar,  lo empujaban y golpeaban al pasar a su lado.  Su vista se volvía nublosa,  intentaba abrir y cerrar sus ojos haber sí su ceguera desaparecía.  Otra vez estaba en ese lugar,  las mismas caras hacían las mismas expresiones.

Siempre era lo mismo. 

El chico que derramó por culpa de una señora su café en su impecable camisa blanca,  el niño que dejó caer su bola de helado de chocolate y comenzó a llorar.  La señora que se cayó al ser empujada y su tacón se rompió.  El señor apurado que llevaba un maletín marrón y tropezó con el helado del niño y por accidente empujó a la señora que cayó y rompió su calzado y al pararse golpeo el café de un chico. 

Siempre era lo mismo.

Su vista retornaba su enfoque.

Y otra vez lo veía.

Se llevaban a ese chico,  entre la calle y nadie hacia nada.

Hoseok corría,  pero por más que desgastaba su energía en ir tras el. 

Nunca era suficiente. 

Al chico lo llevaban a unas bodegas,  y lo lanzaban contra una cortina vieja de alguna tienda abandonada,  varios señores con la mano en puño golpeaban su estómago y cara. 

Otra vez corría,  pero era tan imbécil que tropezó y llamó la atención de los otros.  Intentó pararse pero los señores lo agarraron mientas otros seguían con la labor de maltratar a ese chico.

Las lágrimas salían,  y la impotencia de no poder hacer nada,  era peor. 

Los ojos del chico se cerraban,  y sus gritos de agonía se apagan y eran cubiertos con sabanas que agarraban de las cajas,  con eso inmovilizaban al chico y no tenía de otra que ver como las sábanas se volvían de un tono rojo.

Hoseok no podía hacer nada,  sólo veía como su chico caía. 

Otra vez.

-¡JUNGKOOK! -Despertó. 

Su frente derramaba gotas de sudor,  de inmediato enviaba las cobijas lejos de el,  miró la hora en su reloj de mesa.

2: 47 am.

La misma hora.

Hoseok se  puso de pie y se sentó en el sillón que daba a la ventana. 

Sabía que era real.

Alguien lo veía desde la Luna. 


 El Dueño De La Luna 🌙 JunghopeWhere stories live. Discover now