❝C A P Í T U L O T R E S❞

13.7K 2.1K 1.6K
                                    

“Puta” al revés es “Atup” si le quitamos la “A” y la “P” nos queda “TU” ¿Coincidencia? No lo creo, ¿Puto el que lo lea? Efectivamente, ¿Pacto con Satanás, osea shio? Tal vez, ¿Tamales? Dos por favor.

††††


¿Qué se supone que sientes cuando vez que la persona que se supone debes amar esta muriendo frente a tus ojos? ¿Dolor?

¿Tristeza?

¿Impotencia?

¿Irá?

¿Rabia?

¿Desolación?...

Sí, eso se debe sentir pero, Agust no sentia eso, él no sentía nada, solo un nudo en su garganta que le impedía hablar. Él veía como a Jimin se le iba la vida frente a él y no hacía nada. El pelirrosa lloraba desesperado por encontrar estabilidad en su respirar, su corazón latía tan rápido, estaba teniendo un paro cardíaco y ni él mismo lo sabía, Agust solo seguia observando desde la ventana, las gotas de lluvia caían sobre de él, y por un momento se sintió triste. Si Jimin moría él estaría en problemas y no solo eso, su existencia estaba amenazada.— Ayuda. —Suplico el menor, sosteniendo con fuerza su pecho, sollozaba en alto, era inútil suplicar, nadie le escuchaba— Quien sea, por favor... Haga que pare este dolor. —“¿Dolor?... Dejé de sentir dolor hace mucho”— Alguien salveme. —“¿Por qué quieres ser salvado? ¿A caso no sabes que tu eres una maldicion?— Aún no... No quiero morir aún. —“Recuerda Agust, en ti no hay bondad”— Te lo suplico... Satán... —Agust levanto la mirada, esos grisaseos ojos solo vieron algo... Jimin.— Satán... Sálvame.

El rubio estaba estático, Jimin levantaba una mano hacia la ventana donde estaba él, le suplicaba a él, lo llamaba a él, a nadie más, no pidió ayuda de Dios sino de... Satán. El mayor movió la ventana hasta abrirla dejándose ver, sus ropas estaban mojadas y pegadas a su cuerpo. Sus cabellos desordenados, labios hinchados por el frío, sus ojos brillaban aún en la oscuridad. Jimin sollozaba y eso le hizo sonreír— ¿Cómo me has llamado?.

—Por favor... Ayudame.

—No, no, no. Responde a mi pregunta. —inquirio aún sorprendido.

Jimin no tuvo miedo en decirlo— Satán, ayudame. 

—¿Satán? —se burló, no le importó ver al más bajo caer de rodillas sosteniendo su pecho.

—T-Tú... Eres él, ese ente. —Sus mejillas estaban llenas de lágrimas, no soportaba ese dolor.— A-Agust.

—¿Me recuerdas? —pregunto el rubio.

—S-Sí. —contesto el pelirrosa.

El mayor se hincó, levantando el rostro del contrario, sus ojitos estaban rojos de tanto llorar— No debiste recordarme Jimin. —su voz era de ultratumba, tétrica a oidos de cualquiera, pero para el niño de cabellos rosas esa voz era una melodía que sonaba suavemente en su mente.— Soy la maldad en este mundo. No soy bueno para ti, no soy bueno para nadie. Soy Satán. ¿Tus padres no te enseñaron a pedirle deseos a los angeles más no a los demonios?.

—Tú no eres un demonio. —respondio, Agust cerro la boca sorprendido por eso. El menor seguía llorando pero hablaba con firmeza.

—¿Entonces que se supone que soy?.

—Un... —no sabía cómo explicarse, estaba asustado, sabía quién era ese chico. Lo supo desde que lo vio en sus sueños la primera vez— Tú eres algo que nadie puede explicar. —el rubio se carcajeo por la respuesta. Cosa que enojo al menor— ¡No te rías!.

—Tu respuesta es absurda.

—¿Y que se supone que debo responder? Tú no eres Lucifer, ni ningún Demonio. Solo eres tú, algo que ha estado entre los humanos muchos siglos.

I'M SATAN © |YoonMin| #2.Where stories live. Discover now