❝C A P Í T U L O S I E T E❞

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Por muchos años luz ambas estrellas fueron amigas, la estrella naciente siempre con dulzura le hablaba a la apagante que con refunfuñeos aceptaba su compañia. Hasta que esa compañía se volvió algo más, y la estrella naciente decidida declaró sus sentimientos— Mi padre no acepto esos sentimientos con buena cara, y lastimó el corazón de mi madre.

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Verlo dormir era lo único que quería, ese cuerpo tan precioso ser protegido por mantas, acolchonado a una cama. Su respiración era pausada, sus labios estaban entreabiertos. Sus hebras rosas se mecían un poco por el aire que se colaba por la ventana, que más daba, ver a ese niño dormir tan tranquilo, sin ninguna preocupación, sin nada a que temer, era lo único que disfrutaba ahora.
La noche era tranquila, solo el cantar de los grillos se escuchaba desde el patio. Uno que otro perro ladraba, los automóviles no pasaban a esas altas horas de la noche. Agust levitaba a una altura prudente, sus alas grisaseas se mecían de un lado a otro con lentitud, viendo detenidamente a su humano dormir. Era maravilloso.

Los balbuceos y lamentos de almas en pena rondaban por todo el vecindario, era fastidisodo ver a los sin vida rondar por ahí, los humanos los llamaban fantasmas, otros almas en pena. Pero Agust los llama sin vida, porque eso eran, era penoso tener que toparse con uno de ellos, más si eran niños, algo en su interior se removía con molestia al verlos y esa noche no era la excepción, habían más de ellos rondando las calles, pidiendo misericordia— No hay misericordia para aquellos que no entran a los cielos o al infierno. —Algo los obligaba a salir de su escondite y el rubio sabía quién era el causante de eso, La muerte estaba de muy mal humor, su aroma putrefacto se podía oler a kilómetros de distancia. Estaba tan sumegido en sus pensamientos he ideas que no se dio cuenta cuando la ventana había terminado de ser abierta, en cuando su humano de cabellos rosas le miraba con curiosidad.

—Tus alas son hermosas. —comento el menor haciendo que el rubio se sobresaltara— Ups, lo siento ¿Te asusté?.

—¿Sé supone que debes temerme?.

—¿Por qué deberia temer? —volvio a preguntar, ahora una sonrisa asomaba su rostro haciendo que sus ojos desaparecieran.

—Por que Soy Satán.

—¿Y que con eso Hyung?.

—Olvidalo, no vale la pena discutir contigo. —estaba decidido a darse la vuelta he ignorar por completo al pelirrosa.

—¿Que hacías en mi ventana a estas horas de la madrugada? ¿A caso me observas dormir? ¿A caso te gustó Satán Hyung?.

—¿Por qué siempre haces tantas jodidas preguntas? Es molesto.

—Entonces responde.

—¿En serio no te doy miedo?.

—Mgh Nop. Pero vamos, responde.

—No tengo porque responder a ninguna de tus preguntas.

—Por favor... Aunque sea respondeme una, ¿Qué edad tienes?. —Agust se lo pensó por un momento, ya se estaba cansando de estar volando y no se había estado alimentando muy bien. Sin pedir permiso se adentro a la habitación del menor quien le vio entre sorprendido y molesto. El rubio sacudió sus brillantes alas grises para que desaparecieran— En serio que tus alas son bellas.

—¿Siempre haces eso?

—¿Que cosa?.

—Ser tan curioso.

Las mejillas de Jimin se coloraron— Es solo que estoy sorprendido de poder conocerte al fin...

—¿A caso estabas esperando a que viniera?.

I'M SATAN © |YoonMin| #2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora