I'M SATAN © |YoonMin| #2.

❝C A P Í T U L O C U A T R O❞

Satán, Iblis. ¿Sabían que significan lo mismo?. “Adversario de la Luz”

Yoongi odia ser llamado Iblis, ya que le recuerda su estadía en un sanitario, por lo contrario a mi me encanta ser llamado Iblis.

Me recuerda a mi estadía en Grecia cuando disfrutaba de ver a los humanos ser sometidos por reyes. La vida es corta y hay que vivirla.

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El rubio estaba cien por ciento seguro que había sido una muy mala idea ir en busca de ese hobbit de cabellera rosa. Sí, estaba seguro que esa fue la estupidez más grande que hizo, por qué ahora ese mismo hobbit le acosaba desde hace tres días.

Pongamoslo así, Min Agust se había acobardado después de que Jimin le besara tan fugazmente dejándole sin aliento. Técnicamente tiro al chiquillo para huir y esconderse en alguna aterradora montaña escondida de la sociedad donde nadie podía escuchar sus balbuceos y lágrimas de ¿Felicidad?. ¡No! ¡Min Agust nunca aceptaría que le había gustado ese beso! De tan solo recordar el sabor y la textura de esos pomposos labios rosaditos como una cereza madurita, madurita, le erizaban los bellos de su piel— Wakala que asco. —gruño molesto, caminando por esos largos pasillos de paredes blancas, el sonido de ambulancias, personas de batas blancas con expresión de cansancio en su rostro lo envolvian.

—¿Disculpe? ¿Min Agust? —pregunto alguien sacándole de sus tontos pensamientos calentones.

—Sí, ese soy yo. —dijo con voz imponente y fría que intimidó al otro.

—Mu-Mucho gusto, lo estábamos esperando... Pero no tan pronto —hablo bajito extendiendo su mano en saludo, Agust la vio con desagrado pero decidió tamarla— Soy Im Jaebum, director de este hospital.

—Min Agust, su nuevo medico cirujano. —ambos asíntieron. Jaebum tembló un poco por la voz tan dura y tétrica del pálido rubio.

—Es un gusto recibirle entre el personal. Según mi informe estuvo en Europa el año pasado.

—Así fue.

—¿Podría decirme en qué parte?.

“En la más estúpida, en la que no debí ir”— Alemania, Hungría y un corto tiempo en Rumanía.

—Debio ser agradable. —“Agradable mis bolas”.

—Sí lo fue.

—¿Gusta que le dé un recorrido de las instalaciones? —pregunto algo incómodo, ese rubio no entablaba más conversión.

—Sí me hace el favor. —respondio algo intrigado, Jaebum le acompaño por todo el lugar, mostrándole su oficina, área de trabajo, horarios, el comedor, los baños, las salas donde practicaban cirujias y demás. Agust se limitaba a asentir y solo hablar si no quedaba algo claro. Le molestaba un aroma desagradable que se colaba por su nariz, era asqueroso, putrido, como si... La muerte deambulara por ahí. Agust gruño, a la vez la hermosa mañana se llenó de nubes grises a su alrededor, ¿Que hacia ese sujeto por ahí?, Nada bueno se esperaba de la mano derecha de su hermano, HoSeok, ese hijo de puta que tanto destestaba.

Jaebum le indico que su ingreso sería en unas semanas y aún tenía tiempo para instalarse, el rubio acepto para después despedirse con educación. Agust estuvo siglos enteros aburrido y por alguna razón la medicina le llamo mucho la atención desde que se creó por los humanos. Había sido médico por milenios, al menos eso lo distraía de su triste eternidad. Con pasos ofuscados caminaba a su automóvil, después de todo estaba entre los humanos, actuaba y vivía como ellos, no había ningún problema con eso.

Cuando encendió el vehículo, pudo sentir de nuevo esa presencia, de mala gana vio a sus lados esperando algún movimiento pero nada. Estaba cansado de siempre lo mismo, ser acechado por cualquiera que creía tener más poder que él, así que ahora más molesto que antes bajo de su automóvil para caminar hacia donde sentia estaba esa presencia. Se dirijio a una zona oscura donde no había personas, en la acera del frío estacionamiento se encontraba un chico de cabellos grises, sentado haciendo figuritas con su mano. Bufó molesto sabiendo de quien se trataba— ¿Oye tú? —el peligris levanto la vista encontrándose con Agust, no tuvo miedo porque después de todo no sentía nada más que amor.