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Beso tras beso, ambos chicos se alejaban de la terraza y de la cocina aproximándose a la habitación del pelinegro tras atravesar el salón.
Antes de abrir la puerta, ambos se separaron con sus respiraciones muy agitadas y corazones a punto de estallar.
Durante unos segundos que parecieron horas, se miraron a los ojos, pero no dudaron en volver a unir sus labios en otro desenfrenado beso que poco a poco les llevó a entrar en la habitación.
Una vez allí, el rapero cerró la puerta con el pie y agarró los muslos del menor para así cogerle en brazos.
Jimin se dejó llevar rodeando el cuello del mayor con sus brazos y la cintura con sus piernas. No podía negar que había extrañado estar entre sus brazos de tal forma, pues sentía una calidez y protección que le llevaba a olvidar todo lo malo.
Poco a poco, Yoongi no se resistió y se acercó a la cama tumbando allí al joven peliazul el cual le miró muy agitado con sus mejillas rojas como tomates.
De nuevo había acabado en la cama del rapero, y sabía perfectamente que la ropa de ambos acabaría por el suelo, ¿Pero para qué mentir? Era justo lo que quería, le daba igual si el infierno los condenaba, simplemente necesitaba sentir al mayor tal y como hace un par de años.
Por su parte, el pelinegro se quedó observando a Jimin, ¿Acaso era lo correcto? No, ¿Eso importaba? Tampoco... Así que no dudó ni un segundo más en posicionarse sobre el cuerpo del menor y comenzar a atacar su cuello con desesperación dejando mordiscos y lametones en cada milímetro de su piel provocando que por fin, pudiese escuchar esos jadeos del peliazul que tanto había echado de menos.
Jimin no dudó en llevar sus manos hacia la camisa del mayor y comenzar a desabotonarla con ansia, porque sí, estaba desesperado por continuar a pesar de que los remordimientos fuesen a carcomer su mente después.
Por fin logro desabrochar esos botones pudiendo así acariciar el torso del rapero mientras que este también se había desecho de la camisa contraria quitándose después la suya.
Ambos ya estaban desnudos de cintura para arriba, y el pelinegro pudo comprobar que su presa seguía teniendo un cuerpo de infarto, por lo tanto, no dudó en bajar hasta su pecho dejando un lametón en uno de sus pezones el cual acabó mordiendo y succionando después haciendo que Jimin soltase el primero de muchos gemidos de la noche mientras que su cabeza se echaba hacia atrás por pura inercia y sus dedos se enredaban en el pelo de Yoongi pegándole todo lo posible a su pecho, pues esas corrientes eléctricas que empezaban a recorrerle debido a tales acciones, eran de lo más placenteras, estaba en el paraíso, y no se detendría, dejaría que Yoongi volviese a poseer su cuerpo a su antojo, tal y como hacía antes.
Las manos del mayor se deslizaron hasta los muslos del peliazul, los cuales agarró con fuerza para más tarde comenzar a quitar el cinturón de sus pantalones deshaciéndose también de estos a la par que sus besos recorrían su vientre sintiendo como Jimin arqueaba la espalda y jadeaba constantemente tirándole del pelo ligeramente.
Cada vez tenía más claro, que esa noche, el dulce peliazul gritaría el nombre de su depredador a todo volumen.
Todo el vecindario sabría que Park Jimin es de Min Yoongi, que la presa por fin había caído en la trampa y que ya no habría vuelta atrás.

Sex Contract 2 • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora