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Suaves besos recorrían el torso del peliazul provocando que jadease complacido echando su cabeza hacia atrás a la par que sus pequeños dedos se enredaban en el sedoso pelo del contrario, el cual observaba cada acción sintiendo la piel de su amado erizarse con cada roce de sus labios y de sus largos y finos dedos, sus blancos dientes mordiendo esos ya erectos pezones.
Lentamente recorría sus caderas con ellos hasta quitarle el pantalón, Jimin no opuso resistencia, incluso levantó un poco sus caderas para que a Yoongi le resultase más fácil deshacerse de esa molesta prenda.
Poco a poco, el rapero se acomodó un poco más sobre el cuerpo del contrario dejando sus manos apoyadas en la cama a cada lado de la cabeza del menor, el cual le observaba con sus mejillas completamente rojas y su respiración algo agitada a la par que acariciaba sus brazos suavemente jurando que el corazón podía estallarle en cualquier momento debido a todas las emociones que se arremolinaban en su interior.
Por su parte, Yoongi podía decir lo mismo, miraba esos brillantes ojos del cantante como si de diamantes se tratasen, y no esperó más para romper la distancia que los separaba y así comenzar a besarle de nuevo apasionadamente, con desesperación y desenfreno.
Jimin no dudó ni un segundo en corresponder mientras que sus manos quitaban el pantalón del pelinegro hasta que ambos quedaron en ropa interior. Su piel estaba caliente debido a todos los besos, caricias y roces del rapero, pero este, tenía la piel algo fría y húmeda debido a que su ropa también estaba mojada, pero no le importaba en absoluto, pues tras tanto tiempo añorando estar así con su menor, no dejaría que unas simples prendas mojadas arruinasen el momento.

Los finos labios del pelinegro recorrían el cuello del menor con delicadeza mientras que dos de sus dedos empapados en lubricante masajeaban la entrada del contrario rozando con sutileza ese punto dulce que provocaba que Jimin gimiese el nombre del de ojos felinos prácticamente suplicando que continuase.
Ambos ya estaban completamente excitados, los besos y caricias ya no sean suficientes, necesitaban sentirse de nuevo sacando todos los sentimientos que llevaban años ocultando, por lo tanto, Yoongi no esperó más; lentamente, sacó sus dedos sustituyéndolo por su miembro, el cual introdujo lentamente llenando por completo a Jimin una vez que estuvo dentro del todo.
Sus roncos gemidos se mezclaban con los agudos del contrario, quién no paraba de arañar la espalda del rapero y arquear la suya propia completamente lleno de placer, sobretodo cuando las lentas penetraciones comenzaron volviéndose más y más rápidas y fuertes a casa minuto que pasaba.
Los dedos del mayor se clavaban en las caderas del peliazul sujetándolas con firmeza, sus gemidos y el choque de sus pieles era lo único que podía escucharse en la habitación, bueno, también había empezado a llover de nuevo, así que lo truenos se unieron a la sinfonía y los rayos se encargaron de los efectos de luz iluminando aún más la sala.

En ese momento a ninguno les importaba si estaba bien o mal lo que hacían, el resto del mundo no existía, simplemente necesitaban sentirse, necesitaban ser uno, Yoongi había extrañado tener al menor bajo su cuerpo observando sus expresiones y sintiendo sus uñas arañarle.
Era todo magnífico, Jimin también había echado de menos sentir ese cariño y cuidado con el que el rapero le trataba, esas bruscas embestidas a medida que estaban más y más cerca del orgasmo, había echado de menos sentir sus piernas temblar y su corazón a punto de estallar.
Esas marcas rojas casi moradas sobre sus cuellos, hombros y clavículas debido a los besos y mordiscos, los arañazos sobre la espalda de Yoongi, los dedos de este marcados sobre las caderas de Jimin, sus cuerpos moviéndose al mismo compás, sus gemidos formando la melodía perfecta, todo eso era sinónimo del paraíso.

Sex Contract 2 • YoonminWhere stories live. Discover now