• 63 •

8.4K 768 63
                                    

La mañana siguiente fue relajada para Jimin, había decidido no ir a la empresa hasta por la tarde, así que aprovechó para ir a la cafetería donde su mejor amigo trabajaba, lo que le sorprendió al llegar, fue verle con tanta tristeza reflejada en su rostro mientras limpiaba una de las mesas.

-Buenos días, Jin...

La melodiosa voz de Jimin sacó al pelinegro de sus pensamientos, el cual le miró soltando un suspiro.

-Buenos días...

-¿Me pones un café y hablamos? Se ve que lo necesitas...

-Estoy perfectamente... Ahora te traigo el café...

Sin decir más, fue a preparar lo que el menor pidió mientras este, cada vez más extrañado, se acomodaba en una de las sillas dejando una mano apoyada en la mesa.

Al cabo de unos minutos, el pelinegro volvió con el café y lo dejó en la mesa, después, dispuesto a irse, se dio la vuelta, pero Jimin agarró su mano obligándole a que se sentase en la silla de al lado.

-Jin... ¿Qué te ocurre? Hace unos días estabas muy feliz... ¿Y Namjoon?

-No me hables de ese idiota... No quiero saber nada de él...

-¿Ha pasado algo...?

-Sí, que ha estado jugando conmigo... Ya lo sabes, ¿Ahora vas a dejarme tranquilo?

Jin se levantó hecho una furia y fue al cuarto de empleados para relajarse dejando a Jimin triste y a la vez frustrado.
Le dolía ver a su mejor amigo así, pues siempre era muy positivo, siempre sonreía, y cuando estaba así, sabía que realmente estaba afectado.
Por supuesto, no dejaría las cosas así, hablaría con Namjoon, le haría entrar en razón.

Mientras tanto, el pelinegro se encontraba practicando una coreografía, aunque su mente estaba demasiado ocupada pensando en Jimin.
Se le había ocurrido una forma fabulosa de pedirle matrimonio, y llevaría esa idea a cabo sin dudarlo, no dejaría pasar al amor de su vida.
Con una sonrisa, continuó con la coreografía, pero escuchó una inconfundible voz tarareando por los pasillos, y antes de lo que esperaba, Jung Hoseok y su roja cabellera, ya asomaban por la puerta de la sala de prácticas.
Como siempre, su radiante sonrisa acompañada de aquellos adorables hoyuelos, iluminaron cada rincón de aquel lugar.

-Buenos días, Yoongi, ¿Vamos a desayunar algo?

-¿Cómo es que estás tan contento? -Preguntó mientras secaba el sudor de su frente con una toalla.

-Yo siempre estoy contento...

-No tanto como hoy... Espera, no me lo digas... ¿Taehyung?

-¡Bingo! -Exclamó lleno de felicidad aún más sonriente hasta el punto de que sus mejillas dolían. -Esta noche me ha invitado a cenar.

-¿En su casa?

-Sí... Tengo tantas ganas...

-Eso suena a noche intensa...

Las mejillas de Hoseok se pusieron tan rojas como su pelo y al instante, apartó la mirada con timidez.

-No digas eso... Tan solo vamos a cenar... Y luego... Ya veremos lo que surge...

-Yo ya lo sé perfectamente...

El pelinegro soltó una risa y se acercó al contrario para palmear su hombro amistosamente.

-Anda, vamos a desayunar...

Ambos chicos salieron de la sala de baile, el pelirrojo se sentía eufórico, quería volver a ver a Taehyung, estaba completamente enamorado, eso era innegable, y por su parte, Yoongi ansiaba volver a casa, quería estar con Jimin, incluso le avergonzaba sentirse tan enamorado como un adolescente, pero no podía controlar sus sentimientos.

Sex Contract 2 • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora