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𝐥𝐚 𝐟𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚 𝐨𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥

-Acompáñale, hermano, no quiero trucos -le ordenó el híbrido a su hermano mayor, con quien Damon se había chocado al pasar por su lado-

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-Acompáñale, hermano, no quiero trucos -le ordenó el híbrido a su hermano mayor, con quien Damon se había chocado al pasar por su lado-. Y, cuando vuelva, cumpliré lo que te he prometido y te entregaré a nuestra familia.

Clara se quedó helada a escasos metros del híbrido psicótico y el vampiro ex-psicótico, viendo como este último se calcinaba. Dudaba si interferir o no, sin saber si aquello empeoraría las cosas. Elijah miró sin expresión a su hermano por unos segundos, hasta que siguió el camino que segundos antes Damon había hecho y desapareció.

-¡Venga! ¡Mátame! -le animó entre gruñidos Stefan- Sé que lo harás cuando traiga el ataúd.

Klaus sacó el brazo de Stefan del fuego y, arrastras, le incorporó, alertando a la pelirroja.

-Así que, ¿te has rendido de verdad, ya no peleas? -su mirada asustó a Clara, se veía enloquecido.

Clara tenía que hacer algo. Lo que fuese. Levantó el brazo con intención de hacerle un "motus" a Klaus, pero este, deduciendo sus intenciones, la paró a tiempo. Empujó a Stefan a la otra punta de la habitación y se acercó a Clara, quedándose a unos mínimos centímetros lejos de ella, sin tocarla. La pelirroja tuvo que alzar la cabeza para sostenerle la mirada al rubio, que parecía -realmente- no querer tener que atacarla a ella:

-No, Clara -Klaus comenzó e, iba a continuar hablando, pero en ese momento su hermano, Damon y una de las humanas obligadas entraron en la sala-. Elijah, ¿por qué no te has ido?

Ahora comenzaba la peor parte del plan.

-¿Y tus modales, hermano? Olvidaste el postre -el tono burlesco del vampiro trajeado alarmó al rubio. La humana obligada levantó la tapa que cubría la bandeja que llevaba, revelando dos dagas.

Klaus, aún apenas centímetros de Clara, miró sorprendido la bandeja. No, sorprendido no. Asustado.

-¿Qué has hecho?

-¿Qué has hecho tú? -le devolvió la pregunta el mayor- He aprendido a no creerme tus promesas baratas, Klaus. Haremos esto a mi manera.

Un chico joven entró en la sala.

-Kol.

-¡Cuánto tiempo hermano! -el moreno sonreía, pero su mirada asesina no tenía nada de amable.

Otro hombre apareció, vistiendo ropas muy antiguas, y le clavó una de las dagas a Klaus.

-Finn.

El híbrido soltó un gruñido de dolor y la pelirroja se sintió un poquito mal. Pero solo un poquito, Finn parecía llevar al menos 500 años sin ser despertado. Se lo merecía. El rubio trató de huir del comedor, pero Rebekah se interpuso en su camino y le clavó otra daga.

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