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𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐚𝐜𝐚𝐛𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧 𝐚𝐥𝐚𝐫𝐢𝐜

La atención de las tres personas que ya estaban en el salón se puso en Rebekah

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La atención de las tres personas que ya estaban en el salón se puso en Rebekah. La rubia acababa de entrar en la habitación diciendo aquel disparate.

-Pero si Alaric Saltzman está muerto -Klaus fue el primero en contradecir a su hermana.

Rebekah miró a Kol y a Clara, en busca de apoyo, pero ellos sabían lo mismo que Klaus. El profesor estaba muerto, no se convirtió en vampiro.

-No lo está y ahora es vampiro gracias al hechizo de madre -con la magia robada de Clara-. Tiene la estaca de roble blanco. Es fuerte, Nik, demasiado fuerte.

El miedo en la voz de la vampira le hizo dudar a Clara. Supuestamente estaba muerto, había elegido no tomar sangre y Rebekah acababa de llegar diciendo lo contrario. Aunque hace cinco segundos estuviese segura de que Alaric no estaba vivo, ahora empezaba a dudar. ¿Y si Esther hubiese conseguido hacerle beber?

-¿Dónde está ahora? -Klaus seguía metiendo decoración en una caja, indiferente ante el miedo de su hermana.

Kol parecía algo más preocupado, pues su ceño fruncido daba a pensar que le importaban algo más los hechos. Clara mantenía una mueca parecida, pensando en la cantidad de problemas que se le estaban acumulando.

El ente maligno, su colgante y, ahora, Alaric eran cosa que estaban en la lista de problemas que solucionar.

-Oculto, no tiene anillo de día -eso tranquilizó un poco a Clara, el número de lugares en los que podía estar se disminuyó notablemente-, pero nos buscará en cuanto anochezca. Tenemos que irnos ya.

-Bien -Klaus miró por el rabillo del ojo a Clara, su semblante serio ablandándose ante su mirada preocupada-, iré a por Elena y nos pondremos en marcha.

-Olvídate de la réplica, Nik -Kol se levantó de su asiento, poniéndose de parte de su hermana-. Si Alaric está vivo y tiene roble blanco, será mejor que nos vayamos cuanto antes.

-No necesitas más híbridos, tenemos que irnos -le suplicó Rebekah.

-Lo que necesito es protección de los continuos ataques de Esther contra nosotros.

Entonces, el rubio dejó lo que estaba haciendo y salió de la habitación tras echarles una mirada de advertencia a sus hermanos. Kol y Rebekah no intentaron pararle, ni tampoco Clara. Ella le siguió hasta el exterior de la casa.

-Si intentas pararme, no lo vas a conseguir.

Klaus ni se giró, sabiendo perfectamente que era ella quien le había seguido los pasos hasta ahí, y abrió la puerta de su coche. Clara no le dejó tiempo para meterse en el vehículo cuando ya le estaba hablando, cruzada de brazos.

-No te sigo por eso -los ojos azules del híbrido finalmente la miraron, como la noche anterior, un sentimiento revolvió su estómago-. Eres muy cabezota, pero no vengo a pararte. Si Alaric anda suelto, va a ser mejor que haya alguien al que le importes que te cubra las espaldas. Dudo que los Salvatore se preocupen por eso si os le encontráis.

the older martinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora