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𝐡𝐢𝐝𝐫𝐢𝐝𝐚 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐚

Clara sintió que se le formaba un nudo en la garganta cuando Kol dijo aquello

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Clara sintió que se le formaba un nudo en la garganta cuando Kol dijo aquello. Su corazón pareció estrujarse dentro de su pecho y el aire abandonó sus pulmones.

-¿Qué?

Su voz salió de sus labios como un mísero susurro del viento, que les azotaba dándole escalofríos por la falta de abrigo, pero el Original lo escuchó perfectamente. Cuando sus ojos se conectaron, la híbrida pudo jurar que su corazón dejó de bombear sangre y se desintegró ahí mismo. Lo que más le aterrorizaba que ocurriera había pasado.

Klaus Mikaelson había muerto.

Y todo era culpa de los Salvatore, por tener la maravillosa idea de desecarle.

Y de Bonnie, por haber hecho el maldito hechizo.

Y de Alaric, por haberle matado.

Y de Esther, por no quedarse muerta.

-Lo siento muchísimo, Kol -tragó saliva fuertemente, tratando de ocultar el nudo en la garganta que tenía-. Siento no haber hecho algo cuando tuve la oportunidad. Tenía que haberle roto el cuello y habérosle dado para que os lo llevaseis lejos.

-Esto es culpa de Damon y Stefan -Kol casi gruñó, agarrando a Clara por los hombros-. Van a pagar por lo que han hecho, te lo aseguro.

La pelirroja le abrazó lo más fuerte que pudo. Era una despedida. Su promesa indicaba el inicio de una guerra de la que Clara no debía de formar parte. Kol hundió su cara en el cuello de la menor, oliendo su esencia por lo que creían que sería la última vez que se verían, y la abrazó de vuelta. La híbrida sintió una lágrima solitaria caer en su cuello y acarició la espalda del vampiro.

-Tengo que volver, ya encontré mi colgante.

La pelirroja separó un poco sus cuerpos, aún abrazándole, para poder mirar su rostro. El moreno jugó con dicho colgante por unos segundos, mientras una sonrisa triste se formaba en sus labios. Clara se preguntó en qué estaba pensando en aquel momento.

-Tengo que encontrarme con mis hermanos, tenemos que ajustar cuentas.

La híbrida entendió la referencia y asintió. Kol se alejó de ella, mucho a su pesar, y Clara cerró los ojos con un suspiro. Una lágrima se escapó de uno de sus ojos y sintió un pulgar quitársela de la mejilla. Cuando abrió los ojos, vio que Kol seguía ahí. El Original acercó sus labios a su frente y le plantó un tímido beso.

-Cuídate mucho, cariño.

Clara se quedó aturdida por unos segundos. Pestañeó un par de veces y se metió en el coche de Klaus, con rumbo al aeropuerto más cercano de Virginia. En el camino, no se le pasó por la mente despedirse, ni hablar con los pocos con los que no estaba enfadada. Solo quería largarse de ese maldito pueblucho.

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