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𝐧𝐨 𝐥𝐨 𝐡𝐚𝐠𝐚𝐬

-Cuídate mucho, cariño

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-Cuídate mucho, cariño.

Unos labios fríos y salados se estrellaron con cierto dolor en los de Clara. El beso no duró mucho, a penas segundos, pero cada uno de los segundos en los que sus labios estaban unidos se hizo eterno.

-¿Qué creéis que voy a hacer en cuanto salga de aquí? -una voz ajena, distante, inquirió- ¿Realmente pensáis que nada de esto tiene excusa?

Sus manos acariciaban las mejillas de Clara, sabiendo que esa sería la última vez que lo podría hacer, y ella no se atrevió a abrir los ojos. Era un beso de despedida, que solo hacía que el peso de su pecho se hiciese aún mayor.

-¿Por qué?

-Nosotros no tuvimos nada que ver -otra voz se defendió, algo menos distorsionada que la anterior.

-¿Por qué? -Clara abrió sus ojos mieles, sintiéndolos aguarse cuando el nudo de su garganta le obligó a repetir aquellos dos monosílabos.

Una de las manos que estaban en sus mejillas desapareció, pero la otra no tuvo problemas en hacer que su mirada no pudiese alejarse. Clara se mordió el labio, intuyendo lo que venía.

-Bien, entonces vuestras muertes serán más rápidas -la híbrida se revolvió en cuanto empezó a sentir las voces más cerca.

-Porque no puedes recordar esto... -una lágrima solitaria recorrió su rostro y Clara comenzó a negar, sin poder evitar lo inevitable.

-No, no, K...

-...ni lo harás -las pupilas de sus ojos marrones se dilataron, haciendo que las de Clara repitieran sus acciones-. Eras suya desde antes de que yo siquiera tuviera uns oportunidad. Vete a casa, Clara, es lo único que quieres en este momento.

-Klaus, os sacaríamos si pudiéramos -otra voz se unió a la conversación, era una voz femenina-, pero no sabemos cómo. Bonnie está trabajando en ello, solo queda esperar.

-Es lo único que quiero en este momento.

Clara pestañeó un par de veces antes de incorporarse. Las voces que antes sonaban distorsionadas y distantes, ahora se habían aclarado, al igual que su entorno. La habitación en la que estaba era alumbrada por una única lámpara, pero aún así pudo distinguir lo destrozada que estaba. Era casi irreconocible...

Entonces, miró donde había estado delirando y vio que se trataba de un sofá. Ella conocía ese sofá, era del salón de la casa de Elena.

¿Qué estaba haciendo ahí? ¿Por qué estaba todo así?

Clara se trató de acostumbrar a la luz que provenía de otra habitación, de la entrada, y reconoció a tres figuras: Klaus, que estaba de espaldas a ella, y Caroline y Tyler, que estaban de pie detrás del arco que conectaba las dos habitaciones. Solo le hizo falta a Clara un par de pestañeos más para acordarse de todo.

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