Capítulo 1

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Miré mi vientre desnudo en el espejo e hice una mueca inconforme hacia mi misma, luego regresé mi vista distraída hacia mi panza mutante que definitivamente no se veía como un vientre normal de seis meses, era notablemente más grande.

Sabía que eso no era nada demasiado raro o algo malo porque visitaba a mi doctor cada dos semanas y él había dicho que todo estaba perfecto, pero que tampoco era algo normal.

Y por eso yo sospechaba que era un niño. Los niños ocupan mas espacio.

Si, a los seis meses la mayoría de las mujeres, sino es que todas, ya saben el sexo de su bebé; pero yo decidí que no quería saberlo hasta el momento en que lo diera a luz.

Yeri me golpeó en la cabeza cuando me escuchó decir eso, realmente fuerte, e insistió en que dejara de decir estupideces.

Pero no lo hice, porque no era ninguna estupidez para mi, yo quería sentir la emoción cuando me dijeran "es un hermoso varón" o "es una preciosa niña" hasta el momento en que ya pudiera tenerlo o tenerla en mis brazos.

Los ultrasonidos solo los veía mi doctor y su enfermera, y cuando se sonreían de una manera cómplice, me comían las ganas de cancelar toda esa mierda y exigirles que me dijeran el sexo de mi cosa bonita. Pero ya solo faltaban tres meses, podía soportarlo.

El doctor siempre me estaba repitiendo que necesitaba saber lo que había dentro de mi, porque era importante y porque me llevaría una verdadera sorpresa, pero yo no quería saber, y él no se cansaba de insistir, parecía un típico viejito mitotero impaciente por contarle a todo el pueblo el chisme del año.

Y a mis —al fin legales— diecisiete años, después de todo lo que pase, por más que me miraba en el espejo, no podía creer lo que estaba pasando, no podía creer que sobreviví de la manera mas irreal posible y que, además, iba a darle vida a alguien más.

Yo seria la mamá mas... No lo sé, la mamá menos mamá de todas.

Mamá soltera, mamá rara, mamá deprimida, mamá enamorada de la otra mamá en Londres.

No estaba lista, no estaba en una edad adecuada para eso, no era madura, no estaba mentalmente preparada para cuidar de una criatura y menos yo sola.

Pero cuando sucedió "el acto" yo amaba asquerosamente a Seulgi, iba a morir y en lo ultimo que pensamos fue en usar un maldito condón de mierda.

Y yo, de todas las malditas chicas en el mundo, fui mis primeros dieciseis años realmente la menos propensa a quedar embarazada tan joven. Me estuve repitiendo desde que tenía trece lo imbéciles, zorras y fáciles que eran ese tipo de chicas y que yo jamás, jamás, jamás, bajo ninguna circunstancia perdería mi virginidad hasta el matrimonio y un montón de tonterías, cada una más estúpida que la otra.

Y mira cómo terminé, totalmente preñada de una chica que no me ama y que, además, piensa que estoy muerta.

—Maldita Esmeralda hija de puta —murmuró Yeri viendo su telenovela favorita desde la cama, donde mi hermana le estaba dando un masaje en los pies hinchados.

Ella era toda una "Mi mujer está embarazada y haré lo que ella ordene".

Resultaba realmente patético y cómico ver a mi hermana así, pero la verdad era que yo quería a una de esas. Yo quería a Seulgi de ese modo.

Advertencia. Terreno peligroso. No pienses en Seulgi. Repito: No. Pienses. En. Seulgi.

—Hermana querida ¿me das un masaje? —le pregunté con mi mejor cara de cachorro, ella negó con la cabeza.— ¡Por favor, mis pies van a explotar!

—Relájate, no es mi culpa que no quieras ir a Londres con la que puede ser tu masajeadora de pies personal —suspiré y negué con la cabeza— acéptalo, es tú culpa.

Real life, Real Love (Seulrene G!P)Where stories live. Discover now