Capítulo 33

811 111 4
                                    

{Irene}

Mis pies estaban siendo torturados o algo peor, cada piedra que pisaba entraba en una herida abierta y seguramente estaba dejando un camino de sangre por donde iba pisando, pero prefería eso a dejar que Seulgi me ayudara. Era algo realmente estúpido y lo sabía muy bien, pero no podía doblegar mi orgullo.

—Ya casi llegamos, Irene —dijo Wendy mirándome con lastima. Cada metro yo cojeaba más feo, Seulgi había extendido sus brazos hacia mí varias veces pero los quitaba cuando yo la ignoraba y Wendy me había ofrecido sus zapatos pero era muy consiente de que no podía ensuciar sus bonitos zapatos caros con sangre y mugre, así que los rechacé. Y sabía también que no íbamos a llegar en un futuro muy cercano porque apenas estábamos pasando por el puente y era como medio kilometro de ahí a la casa del amigo de Sehun donde estaba el auto de Seulgi — ¿Qué demonios pasó aquí, Irene?

—Algo estúpido —contesté y me acerqué de nuevo al barandal— yo estaba aquí y estaba triste y enojada por ciertos eventos que sucedieron y... me puse a pensar cómo sería si yo estuviera aquí y estuviera realmente deprimida. Mi esposa golpeadora y borracha, mis hijos drogadictos y cosas así y yo... me subí al barandal, sólo para darle más dramatismo a mis pensamientos y en eso apareció Jaebum pensando que todo eso era real y me tiró hacia atrás haciendo que mis zapatos se fueran al río y me tiró sobre su hombro y me llevó a la fuerza hasta ese lugar.

—¿Rosito hizo qué? —preguntó Seulgi a mis espaldas, sonando enojada y puso una mano en mi hombro para que me volteara a ver— ¡¿Ese chico te llevó a la maldita fuerza en su jodido hombro y tú le agradeces y...

—Cállate —dije rápido, enojada y mucho. Ella dejó de hablar de inmediato. Wendy se nos quedó mirando incómodamente— es su trabajo, él ayuda a las personas y trató de ayudarme a mí. Es asombroso que haga eso, es un trabajo genial. Si de verdad yo me hubiera querido matar, él me hubiera salvado. Es un hombre muy dulce y tú no tienes derecho de estar celosa.

—¿Ah, no? —preguntó, enojándose también. Pude ver a Wendy caminando hacia atrás lentamente, escapando de nosotras— estás hablando de lo maravilloso y dulce que es este idiota ¿Y yo sólo tengo que quedarme como si nada? Es como si yo me pusiera a hablar de... de lo sexy y hermosa que es Yeeun y cómo hace perfecto su trabajo de ser mi secretaria. Oh, Irene ella tiene un trabajo genial, contestar teléfonos es asombroso y ella es tan dulce conmigo siempre y yo...

Cada frase que tuviera que ver con la zorra rubia se sentía como un golpe en el estomago. Un golpe con guantes prendidos en fuego.

—¿Yeeun es sexy y hermosa? ¿Crees que ella es sexy y hermosa? —repetí con la voz tan baja que ni yo misma me escuché bien, controlándome para no gritar.

Sí, ella es malditamente sexy y hermosa, incluso yo lo sé, pero escuchar a mi novia, a la mamá de mis hijos diciendo eso es horrible. Más porque nunca me ha dicho sexy a mí. Siempre es linda, hermosa o bonita. Nunca me ha dicho sexy o algo que se le parezca.

—Bueno, sí —contestó poniendo los ojos en blanco— pero eso no es lo importante, porque eso es obvio, el problema es que ahora sabes como se siente...

—No, Seulgi —la interrumpí, dejándome llevar y gritándole un poco— estás enterrando tu tumba cada vez más al fondo. Yo nunca, nunca jamás tendría algo con Jaebum, tiene 26 malditos años y él no trataría nada conmigo, pero tu puta tiene casi tu edad y es muy obvio que estaría dispuesta a cualquier estúpida cosa que tú quieras. Ahora estás admitiendo que es sexy y hermosa ¿Que sigue de eso?

—Por dios, Joohyun. Estaba sólo diciendo algo tonto que no tenía nada de sentido...

—Como siempre —añadí. Ella me miró mal un poco.

—Sí, como siempre, y tú lo conviertes en otra cosa que no tiene nada que ver. No deseo a Yeeun, te deseo a ti ¿De acuerdo? Te lo he dicho muchas veces, te he deseado desde siempre y la única vez que te pude tener, toda la emoción se fue porque me abandonaste.

—Me deseas tanto que hoy te pusiste tan borracha como es posible y mandaste todo al carajo ¿No? —tomé aire y miré la hora— como sea, tenemos que irnos ya. Es muy tarde.

—Bien, pero esta conversación no está terminada —respiró profundamente y me miró a los pies un momento, luego sus ojos regresaron a los míos y su voz se suavizó cuando dijo— y déjame cargarte.

—Está bien —contesté después de unos segundos de considerarlo, él se agachó para pasar una mano por mis muslos y otra por mi cintura y me levantó. Seulgi suspiró y besó mi mejilla varias veces, llegando a mis labios al último— te amo.

Me tuve que recordar que estaba enojada para no hacerme papilla ante eso. Volteé mi mirada a sus ojos y tomé aire de nuevo.

—Estoy enojada, no me hagas decirlo —susurré. Ella sonrió.

—¿Pero lo haces, verdad? ¿Amarme?

—Sabes que sí.

Real life, Real Love (Seulrene G!P)Where stories live. Discover now