Capítulo 35

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{Nayeon}

Tomé la mano de Jeongyeon y corrimos juntas hasta donde estaba todo nuestro curso caminado. La mitad de ellos luciendo adormilados y la otra mitad adorando todo lo que veían.

Fue una suerte del cielo encontrarlos, nosotras sólo queríamos ir a dar un paseo al parque más cercano a nuestro hotel, y justo ahí estaban ellos. Pude sentir el suspiro de alivio que salió de Jeong cuando los vimos, y sé que yo también me sentí llena de algo parecido a eso, porque aunque no estuviéramos con ellos de esa manera en la que nuestros padres creían que estábamos, estábamos con ellos y eso ya se sentía como que estábamos haciendo algo bien.

—¡Sana! —grité, cuando vi a una de nuestras mejores amigas caminando por ahí como si se acabara de despertar hace menos de medio segundo. Ella volteó a todos lados, confundida, y cuando nos vio corriendo hacia ella abrió sus ojos lo más grande que pudo.

—¿Nayeon? ¿Jeonyeon? ¡¿Qué demonios están haciendo aquí?! —preguntó y miró rápido a la señora Kim, quien estaba sentada en una banca comiéndose un sandwich tamaño familiar y según ella, vigilando a todos— no pensé que realmente se atrevieran a venir. No de esta manera.

—Bueno, que poca fe nos tienes —le dijo Jeongyeon cuando llegamos a estar frente a ella y rió tratando de recomponerse de la corrida— ¿podemos ir a sentarnos?

—A un lugar donde no nos vea la señora Kim —me apuré a decir, y jalé a ambas a un lado alejado de todos— si nos llega a ver aquí, llamará a nuestros padres sin pensarlo, y entonces si estaremos jodidas.

—Eso pasa cuando eres una chica rebelde —reclamó Sana y puso los ojos en blanco. Llegamos a la sección de los juegos de niños y nos sentamos en la banca que estaba frente a los columpios.

Pasamos una hora contándole a Sana nuestro plan, la intención de ahorrar dinero y todo lo demás, y fue entonces cuando una tipa se apareció frente a nosotras como un maldito ángel de Armani. Estaba al lado de una carreola doble con dos pequeños dentro y se estaba quitando las pañaleras que cargaba. Tenía puesto un traje que le quedaba perfecto. No, perfecto ni siquiera alcanza lo que esa chica era. El pantalón le quedaba un poco apretado, pero de una manera sexy, ya sabes, y oh, tenía puesta la chaqueta del traje sin ninguna camisa debajo. O sea que teníamos una visión de sus abdominales. Sus marcados abdominales.

—Santo Dios británico —alcancé a oír que gemía una de mis amigas, pero no puse atención a quién de ellas estaba teniendo el orgasmo, porque yo estaba tratando con el mío propio. Y decidí que iba a ir con ella a hablar de lo que fuera, porque estábamos en una maldita aventura en Londres y yo no podía dejar pasar a una chica como esa.

{Seulgi}

No me gustaban los parques. No me gustaban los niños llorones. Y menos me gustaba tener que soportar a dos niños llorones en un parque mientras mi pantalón me estrangulaba las bolas y había un grupo de niñas que no me dejaba de ver.

Ignorando a las niñas y tratando de dejar pasar el dolor ahí abajo, metí a ambos niños en los columpios para bebés y los empujé al mismo tiempo varias veces, pero no dejaban de llorar. Ninguno de los dos. Mi cabeza ya me estaba matando y sus chillidos se escuchaban más como un muy molesto pitido en mis tímpanos. Necesitaba a Irene, ella siempre los hacía calmar.

—Cierren la boca —gemí bajito sin dejar de columpiar a los llorones. Al menos si estaban ahí bien amarrados no me tendría que preocupar por cargarlos al mismo tiempo o preocuparme si alguno de ellos se caería de algún lugar o algo así.

¿A qué edad los niños aprenden a caminar? ¿A qué edad aprenden a hablar? ¿A qué edad los puedo mandar a un internado? ¿Dejaran de llorar alguna vez? ¿Taeseulrud va a dejar de ser tan molesto? ¿Eunbi tendrá novios o novias? Espero que no. Nunca. ¿A qué edad se casarán y se irán a hacer su propia familia? ¿Puede, por favor, pasar rápido?

Real life, Real Love (Seulrene G!P)Where stories live. Discover now