Lo que digo para salvarte

54. Roel

El héroe que nos salvará

Nunca fui una persona muy estudiosa, pero sí valiente. Aunque no hubiera estudiado para un examen, me presentaba igual para completar lo que podía. Jamás faltaba para permitir que mis profesores y compañeros suponieran que era un cobarde irresponsable. 

Recuerdo el nudo que sentía en el estómago cuando dejaban la hoja en mi escritorio. La ansiedad, el arrepentimiento por no haber hecho más antes y la desesperación quemaban de forma silenciosa mi cuerpo. Externamente no aparentaba nada, pero internamente era otra cosa.

Siento lo mismo que sentía en esos exámenes. Esta vez amplificado y potenciado por el miedo.

Miro a Kenna sin saber qué hacer. Los gritos del paciente son horribles —he escuchado muchos gritos—, y se suman los de los paramédicos que piden auxilio. Ella corre por su mochila y toma el móvil. Sus dedos quedan helados sobre la pantalla unos segundos. Saco el mío esperando no que esté sucediendo lo que creo que está sucediendo.

No hay cobertura.

—Roel, ve por las escaleras. Debes avisar que están atrapados.

Niego con la cabeza.

 —Probablemente ya lo saben, lo escucharon o fueron notificados del aterrizaje, o ambos.

Me agarra por los hombros con fuerza.

—Probablemente —repite despacio—, pero no saben en qué piso están atrapados. Perderán tiempo revisando uno por uno. Baja y diles dónde están, entre el octavo y la terraza.

Nota mi vacilación y acerca su rostro al mío.

—No puedo dejarte sola. —Niego con la cabeza.

Solo me mira. Un par de segundos son lo único que precisa para decirme más cosas de las podría pronunciar en un minuto entero.

—¡Vete, Roel! 

Corro.

Ella les habla a los que están atrapados, pegando su frente y palmas al metal de las puertas.

—Los sacarán —promete—, los salvarán, ¿me oyen? ¡Los rescatarán!

Comienzo a bajar el primer tramo de escaleras tan rápido como puedo.