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—andrik.

—Milosavljević pabellón de emergencia, Milosavljević pabellón de emergencias. —dijo Jaime con suma tranquilidad por el altavoz.

Me puse de pie con pereza, acomodando mi uniforme rojo, sintiendo un ardor en mi pecho junto con las lágrimas que nuevamente querían salir.

—¿Qué necesitas? —pregunté.

Ella me miró con algo de preocupación y negó. —Viene una ambulancia con un chico que sufrió un accidente, un traumatismo en las costillas, también tiene un corte en su cuello por lo que su tráquea viene comprometida.

Sentí un gran escalofrío recorrer mi cuerpo, asentí sin ganas. Nosé porque trabajaba en ese hospital si siempre esa estúpida chica me ponía en cosas sangrientas que hacían que mi ánimo cayera en cuestión de segundos.

—¡Se va a morir! —gritó el paramédico entrando con una camilla.

—Joder. —cubrí mi boca acercándome.

Tenía una gran herida en la parte delantera de su cuello, por suerte no a los lados o ya estuviera muerto. Sus ojos estaban entrecerrados y su piel pálida probablemente por el susto.

—Llévenlo al cubículo. —señalé uno vacío, donde estaba otra camilla.

Caminé hacia allá, donde el chico estaba con los ojos cubiertos en lágrimas y tembloroso.

—D~descuida, estarás bien. —lo miré de forma tranquila.

Llevó su mano llena de sangre a su cuello, no respiraba.

—Un tubo endotraqueal, rápido. —dije. —¡Joder, no puedo poner el paralizante porque se puede ahogar con su propia sangre! —dije a los demás.

Jaime se acercó. —El doctor ya viene, estaba en una consulta en el pabellón de infantiles.

—Necesito una resonancia magnética de su cerebro, radiografías de su tórax y columna. —guardé silencio, mirando sus ojos azules que me causaron temor. —

Me miró y finalmente se desvaneció.

(…)

—Se llama Richard Olson. —dijo ella mostrándome la pantalla del computador.

Asentí. —Han pasado dos horas desde que ingresó al quirófano, me preocupa. —suspiré desviando la mirada.

—Llegaron varios amigos suyos, sus padres ni su hermana hicieron acto de presencia.

Me levanté, el doctor venía hacia nosotros con su bata llena de sangre pero sin guantes. —Está estable y tenía hemorragia abdominal, su cráneo está bien al igual que su cerebro y está en cuidados intensivos por el momento.

Sentí como el color de mi rostro se iba, dejándome asombrado, mis manos comenzaron a temblar rápidamente.

—Pero, ¿Estará bien? —pregunté, intentando no sonar preocupado.

El tipo alto de barba asintió. —Te lo dejo acargo andrik, cuídalo bien, estará unas semanas si empeora se quedará otra semana más.

Dicho eso se fue.

Me levanté y caminé hasta cuidados intensivos, estaba con una traqueotomía y claramente sedado, pálido y la punta de sus dedos frías y algo moradas.

—Estarás bien. —murmuré.

Bajé la mirada evitando verlo.

Todo estará bien.

•admito que me gustó.•

ɴᴜᴍʙ┊ʀɪᴄᴋʏ ᴏʟsᴏɴ. Where stories live. Discover now