❛0020.❜

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—dos semanas después.
—devin.

Cerré detrás mío, dejando las maletas a un lado de la puerta junto con mis suéter y mi gorro tratanto de escuchar a Andrik aunque probablemente estaba dormido o simplemente no estaba.
Subí las escaleras lentamente mientras deshacía de mi ropa.

Abrí la puerta del baño y grité asustado. —¡ANDRIK!—grité cayendo a su lado.

Estaba desnudo en la bañera con sus brazos caídos dentro del agua que notablemente se veía helada, sus labios estaban morados al igual que sus párpados y tenía poco pulso, las puntas de su cabello estaban dentro del agua.

—An, abre los ojos. —dije con preocupación golpeando su mejilla algo fuerte.

No había respuesta de él, su pulso cada vez era más lento y su piel pálida brillaba a la luz.

(…)

—¿Andrik Milosavljević? —preguntó la doctora apenas entró a la sala de espera.

Me levanté haciendo mi cabello hacia atrás, soplé mis manos que estaban sudadas y volteé a ver a la doctora. —¿Cómo se encuentra? No es la primera vez que intenta suicidarse, ya van varias en el año.

—Está bien, logramos calentarlo. —dijo de forma despreocupada dándome una pequeña sonrisa. —¿Porqué no lo interna en un hospital psiquiátrico? Talvéz con tratamiendo logre sanar.

Negué. —Le preguntaré, lo dudo, pero lo haré.

Me abrí paso en la sala de emergencias, buscando a Andrik que debía estár llorando o durmiendo en cualquiera de las habitaciones cerca de donde me encontraba. Vi en la ventana de esta y ahí se encontraba, con los brazos y piernas fajados pues estaba dando patadas y gritando con las lágrimas que caían por sus mejillas.

—Andrik. —dije tocando el vidrio.

Volteó a verme con los ojos ilumados, rompió en llanto señalándome. —Ayúdame, no puedo más.

—andrik.

El dolor es inexplicable, como el amor termina en tristeza y luego te das cuenta de que estás solo, de que no tienes a nadie más y apartir de aquí eres tú y solo tú. Nada de ellos, o de nosotros.

Devin entró y le abrazó. —Prométeme que no volverás a hacerlo.

¿Para qué prometerlo? Si bien terminaré muerto algún día.

Me quedé en silencio ahogándome en mi propio pensamiento, dándole un beso en la mejilla y ahogando cada maldita palabra que de mi mente salía y caía en mi boca queriendo salir para ser escuchada.

—Dile a Ricky que quiero verlo. —murmuré.

Devin me miró de mala manera. —Oh no, eso si que no. —me señaló con una ceja levantada.

—Solamente, házlo.

ɴᴜᴍʙ┊ʀɪᴄᴋʏ ᴏʟsᴏɴ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora