❛0006.❜

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—ricky.

Entró al lugar de forma callada, era como un vestido negro con flores —multimedia juju.— y unas botas negras, con el cabello muy despeinado y con el mismo rostro cansado de la primera vez.

Me levanté inmediatamente lo vi y extendí la mano, él me miró con una pequeña sonrisa y me abrazó.

—¿Porqué me dejaste, así de la nada? —pregunté mirando su rostro detalladamente.

Él me miró apenado. —Lo siento, me tomé la semana libre, no me siento bien. —dijo de forma desganada y se sentó en la silla.

(…)

Sus ojos estaban perdidos en la niebla que inundaba las calles de Pensilvania, el clima estaba frío y él estaba temblando.
Íbamos caminando mientras que yo iba fumando tranquilamente, múltiples mensajes comenzaron a llegar a mi móvil.

•chat.•

Ryan.

Ricky, ¿Estás con él?

Joder, te acabo de ver con ese imbécil.

Te he dicho que eres solamente mío.

¡¿Te ha quedado claro?!

MÍO.

Vete alejando de él.

Porque a ese pequeño niño, le irá mal.

Muy mal.

Y no me dará miedo ir a prisión.

•fin del chat.•

—¿Cuántos años tienes?

Él se exaltó y me miró. —Veinticuatro. —sonrió dejando ver sus dientes.

Ryan era capaz de hacer cualquier cosa para apartar a este chico de mi lado, aunque solamente teníamos una extraña y peculiar amistad. Ryan es egoísta en muchos sentidos, podía hacerle alguna estupidez a Andrik, podía hacerlo.

—Me gustó que habláramos, aunque, eres muy callado. —comenté acariciando su espalda.

Frunció levemente el ceño y soltó un quejido.

Lo miré asustado. —¿Qué te pasa?

—No es nada. —murmuró y se adentró al trecho de cemento que llegaba hasta la puerta de su casa.

Lo seguí. —¿Es malo?

Asintió.

Abrió la puerta y lo tomé de la cintura, besándolo con lentitud como aquella vez en el hospital, su lengua entró a mi boca haciéndome jadear por lo bajo.

—Tengo miedo. —murmuró intentando desviar la mirada.

Acaricié su mejilla y sonreí. —No debes tenerlo.

Sus mejillas se sonrojaron con fuerza y volvió a besarme, agarrándome con algo de fuera de la cintura.

—andrik.

Me da miedo, comienzo a amar a alguien que llego a mi vida de forma extraña.

Me encanta, la forma en que intenta cuidarme, aunque algún día dejará de hacerlo.

—Estamos dementes. —comente y reí un poco.

Él me miró fijamente a los ojos. —Probablemente, nosé.

Asentí y lo abracé, sintiendo su calor entrar en mi cuerpo, dejando que su cuerpo me consuma a mí.

ɴᴜᴍʙ┊ʀɪᴄᴋʏ ᴏʟsᴏɴ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora