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—andrik.

Cerré la llave del agua y salí del baño hacia mi habitación, con cansancio, dolor y mucha agustia que llevaba acumulándose desde años ahí adentro.

—Bien. —murmuré viendo mi espalda al espejo.

Diversas marcas de golpes con el cinturón, que habían cicatrizado mal entonces se veían abultados, limpié mis lágrimas y me puse mi uniforme esta vez de un color morado.
Tomé mi bolsa y comencé a bajar hacia la puerta, esta vez tenía turno de día.
Mis turnos eran variados, de día de por medio de noche y de día de por medio de día, aunque odiaba el turno de noche, ayer había sido extraño.

De alguna forma.

Especial.

(…)

—Hola. —saludé dejando mis cosas en un pequeño locker.

Las enfermeras movieron su mano y unas simplemente dijeron un alegre "Hola".

Salí hacia el pabellón, todo estaba tranquilo y no habían muchas personas ya que comúnmente se llenaba cuando la noche abrazaba todo el lugar.

—¿Cómo está Richard? —pregunté.

—Despertó, llegamos y estaba desayunando algo, obviamente solo líquidos. —sonrió.

Sonreí grande y me dirigí hacia salón, nadie pasaba en intensivos más de un día, entré al salón y cerré la puerta detrás mío notando sus perlas azules mirando hacia la ventana que daba hacia una limitada vista.

—Pensé que te vería mal, pero veo que te vez muy bien—dije riendo por lo bajo al final.

El me miró asustado y señaló su cuello.

—No puedes hablar mucho, eso te permite repirar mejor. —acaricié su cabeza buscando alguna herida.

Revisé las bolsas de líquidos, estaban por la mitad y pronto tendría que cambiarlas de nuevo.

—Te llamas Richard. —suspiré. —Yo soy Andrik, estarás un mes acá.

—Ricky. —murmuró con un hilo de voz.

Mis mejillas se sonrojaron, asentí.

—Te lastimarás si hablas mucho, tus amigos llegaran en pocos momentos. —señalé la puerta del baño. —Pero debes ducharte antes, bueno debo ayudarte.

Le ayudé a levantarse, se tambaleaba un poco probablemente por algún medicamento que le causaba mareos, sinó él hubiera tenido que hacerlo solo.
Le desabroché la bata y él la dejó caer.

Oh, joder.

—El agua es fría. —murmuré.

Me miró con los ojos bien abiertos y rápidamente negó. —Ni loco.

Reí.

Lo empujé suavemente hacia atrás, y él me tomó del brazo acercándome hacia él de forma notoria. Miré sus ojos mientras él se acercaba más.

—Ven. —murmuró y me tomó de la nuca besándome con fuerza.

ɴᴜᴍʙ┊ʀɪᴄᴋʏ ᴏʟsᴏɴ. Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon