❛0017.❜

26 9 2
                                    

—cuatro días después.
—devin.

Nuevamente esos gritos penetraba la casa, habían pasado cuatro días desde que había salido del hospital y nuevamente había caído en lo mismo. Gritos, cortes en sus muñecas.

—Me dejaste. —murmuró. —me dejaste, estás con ella y no conmigo, me dejaste, ayúdenme, estás con ella y no conmigo. —murmuró nuevamente.

Abrí la puerta de la habitación, se levantó rápidamente pegándose a la pared. —No no, vete! Déjame, así como todos los demás me han dejado,  vete, vete, vete.

Sentí un gran escalofrío recorrer mi espalda, me acerqué rápidamente intentando acariciar su mejilla.

—¿Qué te sucede? —pregunté preocupado.

Me miró con sus ojos oscuros y suspiró. —Estoy bien maldita sea.

No estaba drogado, andrik nunca se ha drogado si acaso solamente fuma y en veces algo de licor pero ni eso había en toda la habitación.

Mi amigo se está volviendo loco.

—Necesitas ayuda. —murmuré.

Me miró con los ojos bien abiertos, y corrió en dirección hacia el baño, cerrando con llave para que claramente yo no pudiera entrar a verlo o a decirle más cosas.

¿Cómo pasó de estár con un trabajo en una clínica a estár hablando solo y solo en una habitación?

Llevaba un día sin comer, habían varias latas de red bull en todo el suelo pero nada de licor, muchas colillas de cigarrillo y un olor a humo insoportable que me quemaba la nariz.

—No no, vete! Déjame, así como todos los demás me han dejado. —murmuró nuevamente entre llanto. —vete, vete, vete. —repitió.

—ricky.

—Devin es…—suspiró. —trabajaba en un bar y conoció a Andrik mientras él salía muy ebrio, salieron por un año completo y no han podido dejarse, An no siente nada por él pero aún son amigos. —explicó.

Di un suspiro pesado, intentando no sonar frustrado.

Mi móvil sonó, era un número desconocido sin embargo atendí. —¿bueno?

—¡Es tú culpa! —dijo levantando la voz, sin gritar.

Me sentí confundido.

—¡¿Qué?! Lo siento, estás equivocado. —reí.

—¡POR TÚ CULPA, AHORA ANDRIK SE ESTÁ VOLVIENDO LOCO! LO ESTOY PERDIENDO MALDITO. —gritó y cortó la llamada.

Jaime me miró con las cejas levantadas, me senté en el sofá con un dolor en mi pecho porque sabía que era cierto lo que sucedía.

—andrik.

Entre mis manos sostenía la carta, mientras todo mi cuerpo temblaba solamente con gritos en la mente.

"—Te dejó."

"—Por otra, ¿No entiendes que eres horrible?"

"—¿Entonces? No vas a intentarlo otra vez."

Cubrí mi rostro intentando no llorar, sintiendo un gran dolor dentro de mí.

ɴᴜᴍʙ┊ʀɪᴄᴋʏ ᴏʟsᴏɴ. Where stories live. Discover now