ɴᴜᴍʙ┊ʀɪᴄᴋʏ ᴏʟsᴏɴ.

❛0031.❜

—andrik.

—Lo he pensado mucho. —murmuró Devin con un notorio nerviosismo en su voz.

Reí. —¿Pensar qué? ¿En mí? —respondí con un tono burlista mientras seguía comiendo.

Me miró con seriedad y extendió un papel, yacía unos años dev había querido llevarme a un hospital psiquiátrico para sobrellevar los problemas, aunque siempre salgo yo solo, él sigue insistiendo.

—N~no jodas. —me levanté rápidamente de la silla y caminé hacia la pila donde estaba mi cepillo ya con la pasta dental.

Él suspiró. —Solo unos meses An, por favor, odio verte así. —suplicó.

—¡Me olvidarás ahí! —respondí mientras teminaba de cepillarme los dientes.

Tomé mi bolsa junto con mi suéter, deje un corto beso en su frente y sonreí. —Estaré bien, lo prometo. —respondí.

Resopló mirándome con preocupación, se le notaba la alta preocupación que tenía por mí pero no, no iría a ese lugar a menos que tuviera tanto descaro como para raptarme y llevarme o, ¿Estoy siendo muy extremista? Lo más probable esque si, aunque esos pensamientos turbios siguen en mi mente es cuestión de ignorarlos y "Ver que sucede después."

(…)

—devin.

Mi móvil sonó, me atrajo el sonido inmediatamente así que caminé através del pasillo rápidamente para poder llegar a el antes de que dejaran de llamar.

Atendí la llamada y di un suspiro—¿Bueno?

Una respiración agitada, de una chica desconocida se escuchaba por la línea. —Intentó dispararse, está muy nervioso! Necesito que venga, es en la parte trasera del hospital. —dicho esto cortó la llamada.

Mi pecho comenzó a subir y bajar rápidamente, no hacía falta dar nombres de quien carajos era el que había intentado volarse la cabeza por motivos estúpidos.

(…)

—andrik.

Bajó del auto y se acercó corriendo, me levanté rápidamente y salí corriendo del lugar escuchando como gritaba detrás mío llamando mi nombre.

—¡Maldita sea ven acá! —gritó cerca de mí extendiendo mi brazo.

Negué sin voltear a verlo, crucé la calle rápidamente y él me tomó del brazo pegándome a la pared con algo de fuerza.

—¡¿En qué estabas pensando?! ¡¡Qué mierda es lo que quieres probar!! —gritó enojado, dándome una cachetada. —Reacciona maldita sea, no quiero perderte! ¿Entiendes?

Sentí las lágrimas salir, safándome de su fuerte agarre por lo que ya me dolían las muñecas. —No tienes control sobre mí.

Crucé de nuevo la calle sin fijarme si algún auto venía, tomé el arma y la apunté a mi cabeza mirándolo sin parar de llorar.

—¡¿Porqué les gusta verme sufrir?! ¡Dime! —grité. —¡Quiero acabar con todo esto! ¡¿Porqué no me dejan?!