18. la linda sorpresa.

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— ¿iras al baile? —preguntó corina —me imagino que sí.

—no, no iré —últimamente esa pregunta se está volviendo algo molesta —no me gustan los bailes y no tengo ánimos de estar allí.

—pensé que irías con Jordan, pero te entiendo desde que mi vida cambio las fiestas y los bailes dejaron de ser prioridades y pasaron a ser algo molestos.

—mi terapeuta decía que tenía que actuar como una chica de mi edad, pero esta soy yo, nunca me gustaron los bailes y mucho menos las fiestas.

Jordan regresó después de haberse ido hace una hora —Morena es hora de irnos ya es tarde y Corina tiene que descansar —pase toda la tarde con ella y Jordan. jugamos UNO. fue divertido pasar con ella y verla sonreír. Descubrí que mientras ella está en su casa vuelve a sentirse segura y sonríe, bromea hasta mantiene una conversación sin bajar su mirada o frotar sus manos sobre sus piernas, este lugar es su refugio —corina cuida a la abuela y tengan un buen viaje.

—adiós, corina nos vemos el lunes en la escuela.

—adiós Morena y tranquilo Jordan cuidare a la abuela —se acercó y nos abrazó—los veo el lunes.

Salimos de la casa y entramos en el auto, no he tenido la oportunidad de hablar con Jordan sobre el beso de ayer y quiero hacerlo solo que me aterra lidiar con esto. siento que él va a decirme que fue un error que nunca debió haber ocurrido, así que mejor intentare evadir cualquier pregunta referente a eso.

Durante el camino hubo un silencio incomodo ninguno decía nada o intentaba articular alguna palabra.

Jordan me dejo en mi casa y se marchó, no se despidió y mucho menos bajo del auto para acompañarme es extraño, pero lo entiendo él debe pensar que yo estoy haciéndome ilusiones y prefiere alejarse antes de lastimarme.

¿Cómo pude ser tan estúpida? lo arruiné, eché a perder nuestra amistad con ese beso, tenía que haberlo detenido, confundí su amabilidad con otra cosa.

Un aplauso, Morena eres la reina de las ilusas.

Mi subconsciente inicio su lucha en mi contra, tiene razón soy una ilusa ahora como lo mirare a los ojos y lo peor es que estaba empezando a experimentar un sentimiento nuevo cuando estaba cerca de él.

Entre a casa y sin animo alguno subí a mi cuarto, no quería hablar con nadie solo quería dormir y olvidar lo que paso ayer.

Tome mi celular y marque el número que pensé que nunca volvería a marcar, solo quería escuchar su vos y así tranquilizarme.

"¡hola! estás hablando al teléfono de Jasson, en este momento no puedo atenderte. si eres una chica deja tu mensaje luego me encargare de llamarte y si eres un chico piérdete, adiós". Escucharlo era medicina para el dolor, pero también me hacía daño.

Cada que necesito tranquilizarme llamo a su celular y obviamente la llamada se desvía a su buzón de voz era como volverlo a escuchar, era como tenerlo nuevamente, aunque hace meses no lo hacía porque me sentía mejor creía que ya no era necesario y hoy descubrí que siempre volveré a lo mismo.

Me recosté en mi cama y traté de dormir, era de noche y mañana tenia escuela, pero no podía dormir me levanté y me senté en frente a mi escritorio quería iniciar con mi tarea de historia, sé que el concentrarme en una tarea tan interesante me aria dejar de pensar en boberías.

En mi celular busqué el reloj mundial para conocer la hora exacta en Londres, era muy temprano, momento justo para llamar a mi abuelo Octavio y mi abuela Juliane, les envié un mensaje para hacerles saber que les aria una video llamada, no me dieron tiempo de llamarlos porque ellos fueron los primeros en hacerlo.

Las Promesas © ✔Where stories live. Discover now