31. Aferrarse al amor

180 22 0
                                    

Me tiemblan las manos y los tristes recuerdos de la primera vez que llegue a este lugar invaden mi memoria. Aun se puede sentir el viento helado y los rostros de las personas que me veían entrar.

Había una chica en particular, me sentaba muy cerca de ella logrando entablar una conversación en la que me di cuenta que ella había perdido dos embarazos, sus padres la tiraron a la calle y la persona con la que ella vivía le daba mala vida, incluso la había dejado dormir en la calle varias veces.

Siempre que llegaba ella ya estaba en la sala de espera, me gustaba platicar con ella y ya en mis últimas sesiones la vi más tranquila, su semblante era de paz, anhelé verme como ella, quería que todo mi dolor desapareciera rápidamente y quedarme con los buenos recuerdos. Ya no quería llorar, ya no quería verme triste, quería verme como Gaby.

—¿estas nerviosa? —me pregunto Jordan a lo que yo negué con mi cabeza —yo estoy aquí, no te voy a dejar, lo prometo.

Cada que escucho esas palabras salir de su boca me siento segura, Jordan es una parte esencial de mi refugio cuando estoy con él sé que nada podrá atormentarme y si llegara a pasar algo él me protege.

Anoche cuando escuche su sueño sabía que la respuesta a su pregunta es si, no es el momento para que eso pase, pero si más adelante mientras estemos juntos y el amor no desvanezca mi respuesta será siempre "si"

—Morena Woods —llamo la secretaria de mi terapeuta —es tu turno.

Mire a Jordan por un segundo y el solo movió su boca para decir "te quiero", apreté fuerte su mano y luego camine hasta el consultorio.

Casi nada había cambiado, los cuadros estaban en el mismo lugar, su escritorio seguía cerca de la ventana y el área de niños tenía más juguetes.

Me sete frente a la doctora Malia, y ella me recibió con una cálida sonrisa —perdón por hacerte regresar, pero tú eres mi responsabilidad.

—no se preocupe, de todas maneras, a mí me encanta venir por acá —sonreí.

Estiro sus manos y me indico que le diera las mías —aquí con nuestras manos juntas, prometes contarme la verdad.

—lo prometo —eso es el ritual que ella hace antes que inicie una sesión.

—¿cuéntame cómo fue tu llegada a casa?

—todo normal, mi madre muy emocional y mi padre feliz. Mis hermanos no estaban en casa y era por lo mismo que platique con usted en las sesiones anteriores. Pero ahora estamos más unidos que nunca.

Ella sonrió –eso es una buena noticia y como fue la reconciliación, ¿quieres contarme?

Asentí y ella me regalo una hermosa sonrisa.

*****

—y la navidad fue una de las cosas más lindas que me pudo pasar –así termine el resumen de los últimos acontecimientos en mi vida.

Malia se vía sonriente al parecer algo en mis palabras le habían parecido magnificas —Morena, te ves con la plenitud que siempre quise verte desde que cruzaste esa puerta.

—la verdad es que acercarme a mis hermanos, tener amigos, sonreír con mis padres, disfrutar a mi familia, olvidarme de los problemas y el amor han hecho que descubra una nueva yo, una que jamás pensé que existiera. Me gusta ser esta de ahora y amo la morena que era antes, pero no quiero volver a la morena que llego a este consultorio.

—y no lo serás, haz logrado tanto en tan poco tiempo que me haces sentir muy orgullosa de ti, mírate, eres la chica que me describiste entre lágrimas aquella segunda sesión, recuerdo que me dijiste "quiero superar esto, quiero ser feliz de una vez, quiero que cuando me vea al espejo ya no tenga que llorar porque no estoy cómoda con quien soy, quiero enamorarme, quiero vivir y cuando tenga setenta años diga, esta soy yo", ahora como tu terapeuta te lo digo, lo estas logrando Morena, sigue luchando no te detengas.

Las Promesas © ✔Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ