Día 0

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La noche estaba muy oscura, no había ninguna estrella, la luna estaba sola y brillaba con todo su esplendor; su luz se colaba por la ventana dejándome ver ese cuerpo que había llamaba tanto mi atención. Esa criatura que con solo mirarme despertaba mis pensamientos más oscuros, ella era lo más lindo que había visto en mi corta vida.

Su cuerpo estaba muy sudabo, su respiración estaba muy irregular, sus ojos estaban cerrados con mucha fuerza, ella mordía sus labios para que no se escapa de ellos un gemido, pero era inútil, esos jadeos llenaban la habitación y mi cabeza; llenándose de un éxtasis que con nadie más había disfrutado. Estar dentro de ella eran tan apretado, tan cálido que mi morbo y mi excitación aumentaba más cada minuto. No quería acabar nunca.

Está atracción no es desde ahora. Es de hace años, ella me encantaba desde que era muy pequeña, literalmente desde que nació, yo tenía cinco años y le dije a su madre que ella sería mi novia cuando fuera más grande, ella solo me miró y dijo que sí. Pensaba que solo eran cosas de niños, pero no, esto jamás fue cosas que niños, de verdad yo quería a esa niña cómo mi novia. Mientras íbamos creciendo siempre la cuide de todos los que la molestaban, yo siempre fui su protector, su salvador. Ella siempre tan delicada y dulce, pero detrás de ella se encontraba un ser lleno de mucha oscuridad que yo sabía complacer, no era tan grande la diferencia de edad, a ella no parecía importarle. A mí me llenaba de alegría esto, ella así lo quiso, yo solo cumplo su deseo como siempre, ella quería un helado, se lo compraba, ella quería un peluche, yo de lo daba, yo le daba todo sin quejas.

Ella era mi princesa.

Era la primera vez que hacia esto, que estaba con ella, y era la mejor sensación. Hacerle el amor de esta manera era bello, divino, su cuerpo era mío, solo mío y nadie iba a cambiar eso. Sus padres estaba durmiendo dos habitaciones más al fondo, en cualquier momento podrían despertar y vernos aquí disfrutando del mejor momento. Donde nos estamos amando como dios manda.

Sus gemidos ahogados era música para mis oídos, eran tan dulces y tiernos que cuando aceleraba eran casi inaudibles, sino fuera porque estaba a milímetros de ella, ni la abría escuchando. Era jodidamente hermosa, su cabello era sedoso, su sonrisa era tierna y dulce, sus ojos tan expresivos que sientes que te examinan hasta el alma.

Desde la primera vez que la vi, supe que debía ser mía, ella tenía que ser mía, de mi pertenencia. No importa quién se interpusiera en mi camino. Nadie evitaría que yo tomará lo que es mío. Ella jamás dejaría que alguien tocará este cuerpo, dónde estaba dejando mi marca, para que nadie la viniera a tocar.

Teníamos aproximadamente cinco horas en esto, y era impresionante como no lograba saciarme por completo, casi llegaba, me faltaba poco. Verla agarrar fuerte las sábanas, cerrar sus ojos con fuerza mientras una lágrima se pasea por su bello rostro, sus labios carnosos.

Ella era bella.

Su cuerpo ya tenía pequeños espasmos, eso me excitaba más. Quería más de ella, tenerla solo para mí. Yo era su primer hombre y no iba a dejar que alguien más tocará ese cuerpo tan dulce y delicado, mi nombre salia de sus labios con desesperó y casi inaudible. Me sentía tan fuera de control que mis embestidas eran más y más fuertes y rápidas.

-Dejame por favor- decía ella con su voz quebrada.

-Solo un poco más... Ya casi acabo- decía yo mientras la miraba llorar.

Sé lo que están pensando, soy un monstruo.

Pero no me importa.

Este es mi placer y nadie dirá que no puedo gozarlo, su desesperó es tal que me llena más de excitación. Su súplicas son tan agobiantes, que quiero verla así todas las noches. Me hago a un lado para levantarla y arrodillarla en el suelo frente a mi.

ATRAPADA© ✔️ #1 De La Saga (Traumas) (En Edición)Where stories live. Discover now