26. Payday, parte II - Nevi

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Nevi - Philadelphia

Fábrica Abandonada, Nov 22:40pm


Nee se recuesta contra el respaldo de su silla y nos observa a todos los presentes de uno en uno con su característica sonrisa:

—No es un ejército numeroso..., pero me gusta.

—Habla de una vez —le digo, perdiendo la paciencia.

Nee se yergue sobre la silla y entrelaza los dedos, apoyando los codos sobre sus rodillas y descansando el mentón sobre el lecho que le ofrecen sus propios nudillos:

—Primero hará falta un reconocimiento del terreno. Para esto necesito a dos voluntarios.

Byron da un paso adelante:

—¿Cuál es el plan?

—Admiro su determinación, soldado, pero para esto me temo que necesito a dos cadetes un poco más jóvenes.

Caleb presta atención, a sabiendas de que, por descarte, él es la primera opción. Después, la vista de Nikolas se posa sobre mí.

—¿Yo? —alzo las cejas.

—Das la... "talla" —dice Nee mirándome de pies a cabeza y sé que se refiere a mi estatura. Le arrojo una mirada de dardos.

—Sabes que no tengo diecisiete, ¿verdad?

—Sería un problema si los tuvieras, Nevi, eso me pondría a mí en una posición algo complicada —se burla él y me muevo incómodo en mi lugar evitando mirar a Chris y a Byron, a sabiendas de que su mirada inquisitiva está sobre mí. Se lo paso por alto y solo ruedo los ojos—. Pero no me refiero a eso. Tienes una buena edad para el papel de, digamos... ¿un estudiante universitario?

Todos damos una lenta cabeceada al comprenderlo.

—Habrá que buscar a dos víctimas, dejarlas fuera de combate por un par de horas antes del inicio del tour, y tomar su lugar en el recorrido con el pase de acceso que darán a los invitados durante el discurso.

—¿Cómo sabes eso? —le digo con una ceja enarcada. Esa es información bastante nueva...

—Porque estuve presente en la ceremonia y posterior tour de inauguración del primer laboratorio de mis queridos padres. Darán un largo y tedioso discurso sobre sus maravillosos aportes a esta sociedad, fingiendo que son una pareja feliz, cuando en la realidad no se soportan, entregarán un pase especial de ingreso a los invitados, concederán diez minutos de descanso, y luego empezará el tour. Ustedes estarán allí como dos serios estudiantes dedicados a la ciencia.

—Lo haces sonar bastante fácil.

—De hecho, esa es la parte fácil. Estaremos al tanto de la fecha de apertura del laboratorio. Y cuando yo diga hip, ustedes dirán hop. Así que les recomiendo mantenerse cerca hasta que tengamos nuevas noticias. —Nee se levanta de su silla y camina hacia el mesón para empezar a revolver entre su chatarra, distraídamente—. Cuando estén dentro van a contar las cámaras de seguridad y memorizar exactamente dónde está cada una. También contarán a los guardias de seguridad, y pondrán especial atención en qué tipo de armamento llevan; porque les puedo garantizar que estarán bien armados y serán tipos grandes. Nevi, necesito que me consigas un par de cámaras de segunda mano.

—¿Vamos a sacar fotos? —pregunta Caleb. 

Nee da una lenta cabeceada en afirmativa.

—No permitirán fotografías dentro el recinto, así que las modificaré para poder disfrazarlas.

—Bien, todo suena genial pero, ¿en qué parte de ese plan entramos Chris o yo? —interviene Byron, empezando a impacientarse también.

Nee susurra algo para sí mismo, parece que no le ha prestado atención, y cuando Byron está a punto de volver a hablar, Nikolas vira en su dirección y distiende una mueca en forma de sonrisa:

—Seguro recuerdas la parte de noquear a un par de seguratas. Es la parte divertida en la que entran ustedes y Nevi. No es necesario matar a nadie, pero si no hay remedio... sírvanse y hagan lo que les dé la gana, siempre que no sean muy ruidosos.

>>Cuando el laboratorio haya cerrado sus puertas y caiga la noche, empezará la verdadera acción. Yo me encargaré de los cableados para deshabilitar las cámaras que encontremos en el camino mientras ustedes se deshacen de los curiosos —dice Nee, armándose de un pequeño alicate de corte bastante oxidado y probando su filo en su propio dedo, del que emana una pequeña gota de sangre que limpia en su propia lengua. Me sorprende el hecho de que Nee no se haya contagiado del tétanos o de hepatitis hasta ahora—. Caleb, necesito a alguien con una espalda joven y fuerte para forzar un par de puertas y mover algunas cosas pesadas. Si todo lo que dice Nevi es cierto, confío en que un hombre lobo podrá con la tarea.

—¿Es seguro llevar a Caleb al asalto? —pregunta Byron. Parece bastante preocupado del chico para ser la misma persona que hace no mucho le había puesto un cañón contra la frente, pero me alivia el hecho de que ya no le vea como a un enemigo y el asunto de su seguridad sea una cuestión a tratar.

Nee se encoge de hombros:

—No puedo garantizarlo, pero como dije antes, venir con nosotros es su propia elección. Es un país libre.

—No para un adolescente —replica este.

—Lo haré —dice Caleb, nerviosamente—. El motivo por el que hacemos esto... tiene que ver conmigo; de modo que lo haré.

Le doy a Caleb una palmada contra la espalda, mirando a Byron:

—Lo protegeremos si la mierda se vuelve seria, ¿verdad que sí?

—No daré problemas —le dice Caleb. Ambos lo observamos como dos niños pidiendo la venia de su estricto padre.

Byron vuelve los labios en una dura línea.

—Perfecto —determina Nee—. Afinaremos los detalles conforme consigamos averiguar más; pero de momento, eso es todo. Vamos a necesitar una furgoneta de buen tamaño, porque estoy contando con irnos de allí con las manos bien cargadas. También les convendría conseguir ropa oscura y algo con qué cubrirse el rostro.

—Tienes toda una película de espías y misiones secretas armada en esa retorcida cabeza tuya, ¿verdad? —me burlo.

Nee me observa con petulancia, dándome dos ligeros golpes con la punta del alicate contra el pecho:

—No viene mal volver realidad alguna que otra pequeña fantasía de vez en cuando. Tengo otras cuantas más en mente, por si te interesa —añade con voz ronroneante.

—Si tienen algo que ver con esto —le digo secamente, quitándole el alicate de la mano y balanceándolo frente a su rostro—... no, gracias.

Suelta un bufido.

—Eres muy aburrido.

—Todo listo, entonces —finalizo, dirigiéndome a los demás—. ¿Alguna duda? 

Byron niega con la cabeza y consulta con Chris, quien imita el gesto.

—Lo mejor será ir consiguiendo todo desde ya. Linternas, armas... —opina Byron.

—Y una furgoneta —añade Chris.

—De eso me encargo yo —dice Byron. Sé por su tono que no es la primera vez que lo hace.

De esa manera, el plan está en marcha. No sabemos cuándo dará inicio la fase más complicada, pero no tenemos un ejército para nada desdeñable y confío que todo saldrá bien.

HUNTERS ~ vol.1 | COMPLETAWhere stories live. Discover now