Capítulo 1

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Me desperté de un sobresalto. El sudor me cubría la cara y el cuello; mi cabello estaba pegado a mi piel. Mi corazón latía con fuerza y me temblaban las manos. Por miedo, mi cabeza dio vueltas por la habitación, como si estuviera buscando un demonio malvado o algo que me habría asustado.

Aclaré mi vista con la familiaridad de mi dormitorio y dejé escapar un suspiro de alivio.

-Era solo un sueño- susurré, -era solo un sueño.

Miré alrededor de la habitación, frunciendo el ceño ligeramente, antes de caer de nuevo en la cama. Estaba cerca del amanecer, pero todavía estaba oscuro.

No volví a dormir, solo permanecí acostada en mi cama por unas horas. A las seis de la mañana, alguien llamó a la puerta.

-Es hora de levantarse- gritó mi madre, sonando apurada. Ella ni siquiera abrió la puerta antes de correr por el pasillo para despertar a mi hermana.

La oí decir algunas palabras a mi hermana, mientras me sentaba en la cama. Suspiré profundamente, mirando hacia mi armario, allí estaba mi atuendo del día, había sido elegido tres meses atrás, y lo deje en la puerta, con mi maleta empacada junto a ella.

Hoy era 10 de noviembre. Para los humanos es solo un día más, pero para los hombres lobo es un día de emoción y alegría. Porque el 10 de noviembre es el día del compañero. Todos los años, el decimo día de noviembre, todos los hombres lobo de dieciocho a veinticinco años se reunen en terreno neutral, para el ritual de apareamiento.

Los Lobos masculinos de las diferentes manada, tienen la opción de conocer a todas las Lobas del país. Para ver a cuál quieren para aparearse. Tan pronto como una Loba cumple dieciocho años, tienen que ir y luego, si no fueron elegidas, continúan regresando hasta que cumplen los veinticinco.

Estaba temiendo todo el proceso. Y el hecho de que debiamos alinearnos de acuerdo a nuestra fuerza era simplemente degradante. No quería estar con otros lobos débiles, esperando a que alguien decida que me veo lo suficientemente bien como para ser su compañera.

Sin embargo, mi opinión no fue compartida. La mayoría de las hembras esperaban con ansias el ritual de apareamiento, con la esperanza de que uno de los Alfas las eligiera. Ser elegida por un Líder de una manada, un Alfa, era raro, pero no desconocido.

Sin embargo, los Alfa se aparean con otros Alfa. Así es como funciona. Un macho alfa, que desea tener cachorros fuertes, siempre elegirá a una Loba que tenga un padre o abuelo alfa; para asegurar que sus cachorros sean lo más fuertes posible. Sin embargo, eso no impidió que las niñas de dieciocho años vivieran con la esperanza. Está en la naturaleza de las Lobas querer estar con un Alfa.

-Camila, será mejor que te pongas ropa en los próximos dos minutos, de lo contrario, iré y te vestiré yo misma-, gritó mi madre. Gemí ruidosamente, mientras agarraba mi atuendo y caminaba hacia el baño. Me miré en el espejo y me di cuenta de que la noche de insomnio no me hacía ningún bien. Tenía un gran trabajo que hacer.

Me bañé antes de cambiarme a mi atuendo: un vestido blanco de algodón que llegaba hasta las rodillas, con pequeñas y delicadas flores de marfil que lo decoraban. La parte superior del vestido era sin tirantes y colgaba de mi pecho con fuerza, pero no de una manera reveladora. El vestido era A-Line y mostraba mi figura. Mi madre me dijo que tenía que mostrarle a los lobos lo que iban a recibir.

Una vez que mi vestido estaba puesto, me dirigí escaleras abajo. Mi madre y mi hermana mayor me estaban esperando. Mi hermana, Sofia, era tres años mayor que yo. Ella conoció a su compañero, Adam, en su segundo año en el ritual de apareamiento. Adam era un buen chico, tranquilo, pero agradable. Él estaba en nuestra manada, por lo que Sofi continuó en nuestra manada y viviendo con nosotros.

Con sangre de Alfa - Camren Lauren G!P Where stories live. Discover now