Capítulo 4: Hospital

4.8K 442 90
                                    

Tardaría dos horas en abrir la boca por primera vez. Para esas alturas, aún tenía el miedo en el cuerpo y la presión del pecho no había disminuido.

—¿Por qué estabas esperando fuera?

—Porque sabía que ibas a necesitar mi ayuda si las cosas se ponían feas, como ha acabado pasando.

—Tú sabías exactamente lo que iba a ocurrir.

—No era muy complicado predecirlo.

—No me conoces de nada, no sabes cómo es mi madre.

—En eso te equivocas.

—No.

—Sí —. Se hace el silencio. El hombre suspira y la mira unos segundos antes de volver la vista a la carretera. —Alessia, ya hemos discutido antes sobre esto. Creo que tuve bastante razón y que de no ser por mí ahora mismo estarías muerta. Sé que no lo has pasado bien y que todo esto te viene demasiado grande, pero necesito que confíes en mí. ¿Está bien?

Alessia cambia su expresión, abre los ojos un poco y expulsa profundamente el aire por la pequeña nariz. Se acomoda en el asiento del copiloto y asiente sin mirarle.

—Tendrás todas las respuestas que buscas. Te lo prometo. Pero todo en su debido momento. ¿De acuerdo?

—Vale. Perdón. Yo...

—No te preocupes, te entiendo. Y sé que tienes miedo. Conmigo no hace falta que te escondas, no soy como ella.

La niña no dice nada. Mira por la ventana y nota que ya no sabe dónde está, pero tampoco pregunta a dónde van. Hace un rato había barajado la posibilidad de quedarse en casa de Lionetta, pero su madre era amiga del padre de su amiga y probablemente la habría encontrado. Ante la falta de alguien con quien permanecer, decidió quedarse con el fugitivo. Al menos de momento, hasta saber sus intenciones.

—Me llamo Petyr. Tu padre y yo nos conocimos poco antes de su muerte. Vino a pedirme ayuda —. Aquella confesión coge desprevenida a Alessia, que gira la cara bruscamente hacia el hombre. ¿Conocía a su padre? ¿Ayuda por qué? Las preguntas se amontonan en su mente pero no formula ninguna. —Me contó que su mujer, tu madre, había comenzado a actuar de forma extraña. Que ya no era la misma. Sabía que algo iba mal y me pidió ayuda.

—¿Por qué a ti?

—Trabajo en la Code Test.

—¿Qué es eso?

—Es una empresa que investiga el código, sus castigos y todo lo relacionado con ese tema. Es normal que no la conozcas, es secreta. El código que viste en mi brazo está ahí a propósito. Muchas veces tenemos que forzar que nos aparezcan las marcas para seguir estudiando sobre el tema. No soy un fugitivo, pero sí que es cierto que todos los miembros de la organización debemos evitar la policía a toda costa. Nuestras prácticas no son del todo legales. No pongas esa cara, Alessia, esto no es como en las películas. Que sepas este dato no implica que vaya a matarte. Ya has pasado bastante en menos de veinticuatro horas. Igual que estoy confiando en ti para contarte esto, necesito que pongas de tu parte. Sé tu nombre porque tu padre, cuando habló conmigo, me habló de ti. Me pidió que si algo malo sucedía te ayudase. Hasta el momento decidí no intervenir, tu madre no iba a tocarte un pelo hasta que no tuviese lista su propia sentencia. Valoraba su vida más que cualquier otra cosa.

—Ella antes no era así, quiero decir... Nunca ha sido excesivamente cariñosa, pero fue a peor.

—Lo sé, y no es la única a la que le ha ocurrido eso. De hecho, llevamos unos años investigando qué está pasando. La gente empieza a actuar raro.

El Código [Watty Awards 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora